«Buscamos, diseñamos y construimos pensando en la eternidad», sentencia Claudia Rodríguez Valcárcel, directora de Pepita de Oliva, el estudio de interiores, taller de carpintería y tienda de decoración que fundó José María Quintela Fraga, en 2013, en A Coruña.
Tras una década de trayectoria, este proyecto gallego [que debe el nombre a una bailarina española del siglo XIX que adquirió fama europea por su talento y su gracia] ya se ha convertido en toda una referencia en su sector, posicionándose como una de esos negocios locales que apuestan por la artesanía, la autenticidad y el llamado ‘made in Spain’. Siempre conectado pasado y futuro en el momento presente, con la vocación de proyectar espacios únicos y eternos. Para ello, un equipo de profesionales de la arquitectura, el diseño y la restauración trabajan mano a mano y ofrecen una cuidada selección de mobiliario Mid Century original, cuidadosamente restaurando en su taller, donde, además, fabrican sus propios muebles, en su mayoría, de madera de castaño.
«Nuestro elemento diferenciador es que ofrecemos un servicio integrado, desde la fabricación de una mesita a medida, pasando por el amueblamiento de un comedio o el proyecto completo de un edificio», señala la directora de Pepita de Oliva, quien señala que el objetivo de principal del negocio es proyectar lugares únicos y eternos, cálidos, diáfanos y eclécticos, combinando piezas únicas y recuperando elementos arquitectónicos existentes que doten de personalidad y belleza, seña de identidad del trabajo de Pepita de Oliva.
Emparados en esa intención, Claudia Rodríguez Valcárcel señala que «buscamos que las piezas resistan el paso del tiempo», porque la intención es «escapar del abrumador ritmo de las modas», y para ello se valen de la cercanía, para «estar cerca de los proveedores y artesanos, y poder cuidar cada parte del proceso y de cada persona que lo hace posible».
Según su directora, Pepita de Oliva ofrece facilidad de adaptación a gustos y estilos, aunque nunca pierde de vista su esencia misma de aunar diferentes épocas en un mismo objeto, de ahí su especialización en mobiliario Mid Century y piezas únicas hechas a mano. «El mobiliario de Pepita de Oliva es original de mitad del siglo XX y procedente del norte de Europa, cuna del movimiento Mid Century», aclara Rodríguez Valcárcel. Elegido bajo criterios de calidad, origen y diseño, se trata de conseguir auténticas obras de arte, piezas de autor únicas e irrepetibles que puedan ser restauradas para que perduren el máximo tiempo posible en las casas de los clientes.
«Cuidamos con tanto mimo los acabados, como el proceso de conceptualización y desarrollo del proyecto, sólo así sentimos que hemos hecho un buen trabajo», palabras de una directora que en las grandes figuras del diseño del siglo pasado asegura estar la inspiración para crear pensando en la atemporalidad y eternidad del portfolio que ofrece la marca. Algunas referencias como Geoffrey Harcourt, Roger Tallon, Martin Visser, Rob Parry o Paul Hennigsen son algunos de los nombres que se pueden encontrar en la dirección web de Pepita de Oliva.
Especial interés pone Rodríguez Valcárcel en resaltar el significado propio que dan a los ambientes. Algo que también consiguen con su servicio de muebles a medida, en el que implican al cliente en la elección de los materiales para su fabricación, la modulación de su interior o el acabado que más les apetezca, siendo totalmente partícipe del proceso hasta la entrega de la pieza. Todo esto asentado en las tres principales creencias de la firma: la calidad, la belleza y la pasión son eternas.