Cara Delevingne es modelo, actriz, activista y ahora presentadora de Planet Sex with Cara Delevingne, una nueva y provocativa serie documental de seis capítulos producida para la cadena británica BBC Three que se estrena en Estados Unidos en Hulu justo a tiempo para el Día de San Valentín, el 14 de febrero. Se trata de una investigación reflexiva, indagadora, alborotada, sincera y, en ocasiones, demasiado seria sobre el sexo en el siglo XXI, que permite a los espectadores acompañar al icono LGBTQ+ en la exploración de su identidad sexual mientras viaja por todo el mundo hablando con otras personas sobre sexo. La serie da lo mejor de sí cuando su estrella, la modelo, abandona el papel de anfitriona y desnuda sus complicados sentimientos hacia su género, su cuerpo y su orientación sexual.
Al principio del primer episodio, titulado Out and Proud?, Delevingne expone su propia sexualidad. «Salgo con hombres, pero me encantan las mujeres», confiesa. «Nací mujer, pero a menudo me siento como un hombre». Que esta admisión venga de alguien que está vagamente afiliada a la realeza, que ha desfilado por la pasarela de las marcas de moda más importantes del mundo (Chanel, Marc Jacobs y Burberry, entre otras) y que ha sido ungida por FORBES como una de las modelos mejor pagadas del mundo no es poca cosa. Aunque la estrella de Escuadrón Suicida es, según Variety, «una de las actrices queer más visibles de Hollywood«, es su disposición a compartir sus inseguridades y confusiones internas mientras las cámaras de Planet Sex la enfocan lo que proporciona los momentos más convincentes del programa.
En el Club Skirts Dinah Shore Weekend de Palm Springs, juzga una «competición de twerking queer«. En Tokio, conoce a un activista de los derechos de los homosexuales que resulta ser un monje budista. En Londres, se aventura en un «laboratorio sexual» para ponerse un «monitor de vagina» y ver cómo responde mientras ve porno. En Berlín, explora la ciencia que hay detrás de la «brecha del orgasmo» (que también es el título del segundo episodio –The orgasm gap). En Japón, conoce a una artista que promueve la «vagina positiva» y le enseña a hacer un molde de su vagina. «Mi vagina es lo único privado que tengo», dice Delevingne, explicando por qué el espectador no ve el molde que ella ha hecho. En Nueva York, conoce a un escultor de clítoris y asiste a una clase de masturbación. En lo que quizá sea el escenario más interesante del programa, Delevingne acude a una fiesta sexual sólo para mujeres –»Aquí tu placer es lo más importante», anuncia el anfitrión– en la que un «hada del consentimiento» se asegura de que se respeten los límites de cada una («Si no es un sí rotundo, es un no», aconseja el hada del consentimiento), recibe azotes y administra un azote, otros dos asistentes se toman un chupito de tequila en su cuerpo, y una compañera de fiesta rubia vestida con lencería turquesa observa: «Aquí, todo gira en torno a las chicas y el placer y su derecho a poseerlo».
En ¿Cuál es tu género?, el tercer episodio de Planet Sex, Delevingne compara su experiencia de género con «un mar multicolor», y añade que «para mí nunca se siente fijo». En el pasado, dice, luchó contra la depresión, tuvo pensamientos suicidas y sufrió un «colapso mental», en gran parte, deducimos, debido a las exigencias contradictorias de lo que sucedía en su interior y lo que el mundo quería que fuera, un problema, al parecer, agravado por su fama generalizada. En realidad, la identidad sexual es mucho más fluida que aburridamente binaria. Desde el tercer género muxe de Oaxaca (México) hasta el River Gallo de Jersey City, un actor, cineasta y activista intersexual salvadoreño-estadounidense que lucha contra «una agenda heteropatriarcal», pasando por el danso japonés, en el que las mujeres se visten como hombres, nuestras identidades sexuales se extienden por todo el planeta.
Al final del tercer episodio de la serie, Delevingne viaja a Barcelona, donde se pone un casco de realidad virtual que le permite intercambiar cuerpos con un hombre en otro casco de realidad virtual. Gracias a la tecnología, se ha despojado de su cuerpo como de una cáscara desechada. Es el autoempoderamiento, virtualmente habilitado.