Fundada por F Manuel Deó y Rosa Espín, la firma se presenta como el primer market network de talento legal del mundo: una comunidad global que combina tecnología, datos y colaboración para conectar abogados de élite con compañías líderes bajo un modelo ágil, transparente y humano.
“Durante décadas, las empresas han tenido que elegir entre calidad y agilidad. Los despachos ofrecen excelencia, pero con estructuras pesadas; algunos modelos nuevos garantizan flexibilidad, pero sin rigor”, explica Manuel Deó. “Ambar nació para resolver esa dicotomía. No somos un despacho, sino el sistema operativo que permite que el mejor talento legal trabaje con libertad y que las empresas accedan a él sin fricción”.
Su modelo parte de una idea que trasciende la prestación clásica de servicios: convertir la independencia del abogado en poder colectivo. “La independencia puede ser libertad o aislamiento, según el contexto. En Ambar la convertimos en fuerza”, apunta Rosa Espín. “Cada profesional pertenece a una comunidad global que comparte conocimiento, oportunidades y herramientas.
Cuanto más colaboran, más crece el valor del sistema. La tecnología conecta; la comunidad amplifica”. En este ecosistema, no compiten, se potencian. El conocimiento fluye, se comparte y se transforma en reputación. “Hemos pasado del concepto de firma al de ecosistema: un entorno donde los mejores abogados del mundo pueden construir carreras excepcionales, juntos”, resume Deó.
La tecnología es el hilo invisible que sostiene esta red. Pero, lejos de reemplazar el trabajo humano, lo libera. “Hemos diseñado un sistema que optimiza, automatiza y digitaliza todo lo que antes consumía tiempo sin generar valor: contratos, facturación, compliance, gestión de proyectos”, explican. A través de IA y datos estructurados, Ambar conecta al cliente con el experto idóneo analizando cientos de variables de experiencia, sector y resultados. “Nuestro objetivo no es digitalizar el pasado, sino diseñar el futuro: que cada abogado pueda centrarse en pensar, crear, negociar y resolver”, afirma Espín.
Fomentamos una cultura de excelencia compartida, donde cada individuo actúa como embajador del modelo
El estándar de calidad se mantiene mediante un proceso de admisión tan riguroso como el de las grandes firmas. Menos del 4% de los abogados que solicitan unirse son aceptados. “La calidad en Ambar no se presume, se certifica”, subraya Deó. “Nuestro sistema combina tecnología, revisión humana y reputación profesional. Fomentamos una cultura de excelencia compartida, donde cada individuo actúa como embajador del modelo”.
A diferencia de otros operadores del mercado, Ambar no busca reemplazar a los despachos tradicionales, sino complementarlos. “En mercados como EE UU o Reino Unido, los grandes despachos y las compañías más innovadoras ya colaboran con soluciones de talento flexible para complementar sus equipos o acceder a especialistas de nicho”, explica Espín. “Esa tendencia está llegando con fuerza a Europa del Sur e Iberoamérica. La verdadera transformación del sector no consiste en sustituir modelos, sino en integrarlos con inteligencia”.
Un ejemplo de esa integración es la Ambar Tech Store, una app store creada para potenciar a los abogados independientes con la mejor tecnología del mercado. “Queremos que cada colaborador tenga el poder de una gran firma sin depender de una estructura”, señala Deó. “A través de la Tech Store, cualquier miembro puede acceder a herramientas de IA jurídica, ciberseguridad, automatización de contratos o bases de datos premium, a precios negociados colectivamente”. De este modo, la tecnología deja de ser un privilegio institucional y se convierte en una ventaja compartida.
El componente comunitario es otro de los pilares. Ambar organiza grupos sectoriales, espacios de formación y programas de mentoring continuo para que los abogados aprendan, enseñen y generen oportunidades entre ellos. “El conocimiento circula. Y eso genera reputación, crecimiento y confianza”, afirma Espín. “Cada miembro puede hacer su marca profesional dentro de un entorno seguro, moderno y conectado. Lo que antes era competencia ahora se convierte en colaboración”.
La firma actúa como un puente entre talento independiente y empresas globales, ofreciendo algo que el mercado tradicional no siempre podía garantizar: libertad, eficiencia y excelencia en equilibrio. “Estamos construyendo el sistema operativo del talento legal global: una red de abogados libres, conectados y potenciados por tecnología, datos y comunidad”. Su propósito, aseguran, es “convertir la independencia del abogado en poder colectivo, para que puedan vivir vidas excepcionales y las empresas accedan, por fin, a la mejor asesoría jurídica del mundo de forma ágil, transparente y humana”. El futuro del trabajo legal es colaborativo, inteligente y sin fricción.
