Tras asumir el cargo de embajador de Italia ante el Reino de España y el Principado de Andorra el pasado 1 de junio, Giuseppe Buccino Grimaldi se sienta con Forbes para hablar sobre los retos que cómo trabajará sobre las sinergias y los lazos ya existentes entre estos países, la Unión Europea, y los retos que afrontan estas naciones en común.
Inicia esta nueva etapa en un momento clave para España, que pronto asumirá la presidencia del Consejo Europeo. ¿Cómo lo afronta?
Efectivamente no escondo mi profundo entusiasmo por haber asumido el prestigioso cargo de Embajador de Italia en Madrid justo unas semanas antes del comienzo del Semestre de Presidencia española del Consejo UE, una coyuntura que está viendo a España en el centro del mundo, precisamente con respecto a dos de los principales temas que han impregnado mis 35 años de carrera diplomática en Roma y en el extranjero: la integración europea y el Mediterráneo.
El europeísmo entusiasta grabado desde siempre en el código genético de Italia y España y nuestra sensibilidad común mediterránea se reflejan en la excelente sintonía entre nuestros dos Países en el seno de Unión Europea y en nuestra convergencia plena sobre los temas de la agenda UE de mayor relevancia e interés. Es el caso, en particular, de las migraciones, de la importancia otorgada a la Vecindad Sur y a la ampliación de la UE a los Balcanes occidentales. Estamos, además, alineados sobre temas centrales del Semestre español, como el hecho de avanzar en los asuntos legislativos vinculados con la competitividad y la doble transición ecológica y digital – aun con la necesidad, reiterada recientemente por el mismo Vice Presidente del Consejo y Ministro de Exteriores, Antonio Tajani, de huir de enfoques excesivamente dogmáticos que podrían dañar a los trabajadores, a la agricultura y a la industria – y como la reforma del pacto de estabilidad y el de las reglas de utilización de los fondos europeos, para garantizar un marco de gobernanza que permita una mayor convergencia de las economías de toda el área euro.
En sus 35 años de carrera ha estado muy centrado en los asuntos europeos dentro del ministerio de exteriores italiano, ¿En qué momento cree que está la Unión?
Estamos en un momento muy importante para la Unión Europea, convertida con los tratados de Maastricht y de Lisboa en una federación de Estados-nación que comparten múltiples sectores y se han dotado de una moneda única. En el actual desmantelamiento de las relaciones internacionales, es todavía más urgente la necesidad de una UE más fuerte hacia el exterior y más cohesionada en su interior. Esto está ocurriendo con el apoyo a Ucrania frente a la agresión rusa, pero también en el ámbito de la política migratoria, en virtud de lo que se está haciendo con el ex tercer pilar, cuyas votaciones ya tienen lugar con el criterio de la mayoría cualificada. La necesidad de pasar de unas votaciones por unanimidad de los países miembros a un criterio de mayoría cualificada se vuelve crucial para evitar “distintas velocidades” dentro de la misma UE. Lo reitero: para aportar nuevo vigor a la construcción europea, es fundamental identificar opciones que permitan superar el criterio de la unanimidad; esto se podría conseguir a través de conferencias intergubernamentales o cooperaciones reforzadas en algunos sectores, como es el caso del grupo Schengen.
Uno de los grandes puntos de unión entre ambos países es el Mediterráneo. De hecho, usted ha sido también embajador en un lugar tan complejo como Libia. ¿Cuáles cree que son los principales retos que compartimos los países que compartimos este mar?
Como dicho anteriormente, nuestro “idem sentire” mediterráneo y la convergencia en ámbito europeo sobre temas cuales la Vecindad Sur y las migraciones confirman nuestra común certeza de que, a pesar de la que la atención de Europa esté hoy dirigida sobre todo hacia el este, el Mediterráneo y la estabilidad del flanco sur de la OTAN siguen siendo fundamentales para la seguridad de la UE. El Sahel, la crisis en Libia y la difícil situación en Túnez tienen un impacto inmediato en nuestra cotidianidad. Tras más de 10 años, la crisis libia recuerda que el principal desafío en el Mediterráneo ampliado sigue siendo el de facilitar un proceso democrático y civil en los Países de la orilla sur, que ya disponen en su interior de recursos importantes para garantizar su futuro. También a este respecto sigue siendo decisiva la importancia de una acción unitaria de la UE para evitar que, en una región fundamental para todos nosotros, otros competidores puedan imponer unas agendas cuyos valores quedan muy lejos de los valores europeos de democracia, estado de derecho y desarrollo.
Casi 280.000 italianos viven en España actualmente, el doble que hace 10 años, ¿qué cree que nos une tanto a ambos países?
Las profundas y seculares relaciones históricas y culturales entre nuestros dos países hacen que España resulte hoy especialmente atractiva para los italianos. Sólo limitándonos a Madrid, ésta es hoy una de las capitales con mayor atractivo y calidad de vida del mundo. Superados los momentos más difíciles de la pandemia, nuestro intercambio comercial no ha dejado de crecer, alcanzando más de 62.000 millones en 2022 y registrando un incremento de más del 21% respecto a 2021: cifras que convierten a Italia en el tercer socio comercial de España, que a su vez es nuestro cuarto socio. Además, sigue aumentando el número de sectores en los que existen importantes inversiones recíprocas, lo que confirma la interconexión cada vez más profunda entre nuestros sistemas productivos y los retos compartidos de la transición ecológica y digital: con casi 43.000 millones de euros, Italia es el segundo inversor extranjero en España.
La dimensión económico-comercial alimenta y, a su vez, es alimentada por una extraordinaria dimensión socio-humana, constituida precisamente por el considerable aumento en los últimos diez años de italianos residentes permanentes en España, pero también por los millones de turistas italianos y españoles que visitan cada año nuestros países.
Todo ello hace que la colaboración ítalo-española sea única.
Los países europeos tenemos muchos retos por delante, pero uno de los más urgentes es la transición digital y energética, ¿de qué manera podemos colaborar ambos países?
Italia y España comparten retos y oportunidades en estos dos ámbitos entre ellos relacionadas: no acaso se habla de transiciones gemelas y ambas tienen mucho que ver también con la lucha contra el cambio climático. Al mismo tiempo, constituyen prioridades de los respectivos planes nacionales. El plan nacional italiano (“Italia domani”), valorado en su totalidad, entre préstamos y transferencias, en 191.500 mil millones, está integrado por seis misiones. Entre ellas hay DIGITALIZACIÓN, COMPETITIVIDAD Y CULTURA, que pesa por un 21,5% (40.290 millones de €), y TRANSICIÓN VERDE, que pesa por un 31,5% (59.460 millones de €).
La colaboración se puede explicar a tres niveles: inter-gubernamental; participación de las empresas a las licitaciones de los respectivos PNRR; contactos entre las sociedades civiles y empresas, que siempre han sido muy importantes.
La Embajada de Italia ha sido involucrada en distintas iniciativas para dar a conocer las oportunidades del PNRR italiano, por ejemplo, con la Cámara de Madrid y, en el sector, del ferrocarril con MAFEX. Recientemente, hemos organizado un encuentro con la “business community” española en la Cancillería consular, donde hemos presentado las oportunidades de inversiones en la ciudad de Génova. No excluimos la posibilidad de otro evento sobre los fondos europeos, los Planes de recuperación y resiliencia y, en particular, los sectores de la energía y de las infraestructuras este mismo año siempre en Madrid.
Quisiera destacar también el papel del Foro de diálogo entre Italia y España, cuya última edición se realizó en Roma el 30 y 31 de marzo de 2023, con la participación de las más relevantes empresas italianas y españolas activas en los sectores de la transición ecológica y digital.
De cara a la próxima Presidencia de la UE, apoyamos a España con referencia a la necesidad de reformar el mercado eléctrico y de impulsar una autonomía estratégica abierta, que reduzca las dependencias de la UE a nivel energético y de materias primas críticas y que conlleva pensar a la transición energética también en términos de seguridad energética.
Un sector de gran interés atañe al hidrogeno renovable, donde España está impulsando proyectos de gran calado a nivel nacional e internacional en Europa. En este ámbito tienen mucha relevancia las colaboraciones en la cadena de valor del hidrógeno a través de los IPCEI (proyectos importantes de interés común europeo).
Lo mismo con respecto a la microelectrónica y tecnologías de las comunicaciones y a las baterías.
¿En qué otros asuntos debemos estrechar lazos?
Igual de central en mi mandato será seguir adelante con la acción de promoción de la cultura italiana en un terreno que ya de por sí se encuentra allanado por innumerables iniciativas organizadas en los últimos años sobre todo el territorio español. El nivel de nuestras relaciones bilaterales ya es excelente y estamos preparados para darle ulterior impulso, justo después del final del proceso electoral en España, a través del cierre de un acuerdo de cooperación bilateral y de un acuerdo sobre la doble nacionalidad, que permita a muchos ciudadanos italianos residentes en España adquirir la nacionalidad española sin tener que perder la italiana. Algunas ocasiones importantes para alcanzar dichos acuerdos podrían presentarse en el marco de la próxima cumbre intergubernamental ítalo-española o de la Visita de Estado a Italia de SM el Rey Felipe VI, en las que estamos trabajando conjuntamente para 2024.
El otro gran foco de atención sigue siendo la guerra de Ucrania, que ha obligado a los países europeos a unirse más que nunca, ¿cómo influye esto en su labor como diplomático?
Ucrania es un tema de reflexión constante que demuestra la necesidad de que la UE y Occidente estén unidos, considerado que la agresión rusa encarna el supuesto de una agresión y violación del derecho internacional no aceptable. Reitero que, en el actual sistema internacional multipolar, es imprescindible para el futuro mismo de los Países europeos continuar a a trabajar conjuntamente para plasmar una UE lo más posible fuerte y cohesionada.
¿Qué retos se marca para los próximos años como garante de la buena relación entre España e Italia?
Nuestras relaciones, históricamente excelentes, se han beneficiado del extraordinario trabajo de mis antecesores. Italia y España siempre demuestran que pueden trabajar juntas, a pesar de los colores de los respectivos gobiernos. Lo ha recordado recientemente el mismo Ministro Tajani en una entrevista a El País: “pase lo que pase, España siempre será un País amigo”.