Es el rostro visible del informativo con mayor audiencia de la noche televisiva. Cuando él aparece en pantalla, la mayoría de nosotros ya hemos terminado la jornada laboral, por lo que sus ritmos y rutinas difieren bastante de las del resto. Forbes charla con él sobre reuniones improductivas, grupos de WhatsApp que arrancan temprano, gestión de los equipos, su faceta novelera y de lo difícil que resulta desconectar cuando uno adora estar siempre informado.
“Las reuniones y yo nos llevamos mal”, bromea. “Creo que los seres humanos hemos creado un invento, con esto de las reuniones, que resulta ser en ocasiones muy poco productivo. La mayoría de las veces, simplemente, se pierde el tiempo. Reconozco, por otro lado, que son inevitables. Si no haces, al menos, una reunión diaria con la gente con la que trabajas, la tarea tiende a dispersarse. Es importante poner en común las ideas. Así que sí, creo que son necesarias. Una especie de mal menor. Lo ideal para mí es que sean cortas y eficaces. Ayuda mucho que la gente llegue a ellas con los asuntos ya preparados y las ideas claras, que no se pongan a divagar. Sentarse y enseguida resumir todo aquello que se quiere exponer claramente. Es verdad que cuando hay una idea interesante sobre la mesa, de repente, mucha gente quiere intervenir y eso aporta riqueza a la discusión. La reunión puede alargarse demasiado, pero a cambio se obtiene un resultado muy positivo. Si son largas y eficientes, no me quejo. Pero si son largas y poco productivas, me parecen un desastre”.
Los headquarters de Antena 3 se encuentran en la localidad de San Sebastián de los Reyes, algo alejados del corazón urbano de la ciudad. Desde fuera, podría dar la sensación de que se pierde mucho tiempo en el transporte, yendo y viniendo. ¿Cómo pueden aprovecharse estos inevitables momentos de stand by?, le preguntamos. “Tengo la suerte de vivir relativamente cerca del trabajo y de trasladarme en coche en horarios que van justo a la contra del tráfico habitual, con lo cual me suelo librar de los atascos. Ir de casa al trabajo y viceversa no me causa, por fortuna, demasiado estrés. En cualquier caso, intento hacer zapping radiofónico mientras conduzco y así me voy poniendo al día. A quien más escucho es a Carlos Alsina, por cierto, me gusta mucho lo que hace”.
Además de presentador y periodista, Vicente Vallés posee una segunda faceta profesional: la de escritor. Su última novela, Operación Kazán, obtuvo el pasado año el Premio Primavera que concede la editorial Espasa. ¿Cómo compagina ambos mundos? “Para mí, lo ideal sería disponer de mucho tiempo por delante para poder escribir a gusto. Arrancas poco a poco, encuentras un hilo y avanzas en esa idea. Puedes llegar a ser muy productivo. El problema es que casi nunca dispongo de esa cantidad de horas por delante. Los días buenos quizá consigo reservarme dos o tres. Da mucha rabia cuando ves que estás funcionado a plena máquina y, de golpe, tienes que parar para irte a trabajar. Luego intentas retomar la trama al día siguiente, con suerte, o confías en encontrar un hueco durante el fin de semana. Por eso me cuesta tanto terminar cada libro. Operación Kazán me llevó dos o tres años concluirlo”, admite.
Tanta intensidad puede no ser buena, en algún momento tendrá que parar un poco, ¿no? “He de confesar que es muy raro que logre una desconexión absoluta del trabajo. Sé que le pasa lo mismo a otros muchos compañeros. Estoy apuntado a un montón de alertas informativas de medios de comunicación nacionales e internacionales; en cuanto salta una noticia importante, el teléfono móvil empieza a pitar como un loco y ya no hay forma de parar. Es inevitable que a los periodistas nos guste estar informados todo el rato. Si pasa algo importante, aunque esté de vacaciones, quiero saberlo por pura curiosidad personal”.
Terminamos la entrevista pidiéndole un secreto –aprendido durante sus muchos años de experiencia profesional– para ser más productivo. “Es muy importante saber escuchar las ideas de tus compañeros”, afirma. “Yo he llegado a reuniones con una idea clarísima de lo que quería hacer y he salido de allí desechando esa misma idea porque he escuchado una propuesta mucho mejor planteada que la mía. Me pasa mucho en reuniones numerosas. De repente, alguien propone un tema que ni me va ni me viene, que no lo considero significativo para el telediario; y, sin embargo, genera un enorme interés y revuelo por parte del resto. ¿Qué conclusión extraes de eso? Pues que quizá el que esté equivocado seas tú y que el criterio acertado pertenece a la mayoría de la mesa, una postura que posiblemente encaje mejor con el gusto del espectador, aunque a ti no te lo parezca. Aunque, claro, hay una segunda cuestión relacionada con esto que nunca conviene olvidar”.
Y añade para concluir: “El presidente americano Truman tenía una inscripción, grabada en madera, encima de la mesa del Despacho Oval de la Casa Blanca, que decía: ‘La decisión última se toma aquí’. Todo el mundo puede y debe opinar, hay que escuchar a los que saben. Pero, cuando tienes un puesto directivo, debes ser consciente de que la última palabra la tienes que tomar tú y que eso implica asumir una responsabilidad de la que no puedes escabullirte. Al final, depende de ti”.
Secretos para ser más productivo
Inicio mi jornada a las 12:00 del mediodía y no termino hasta casi las 22:00. Voy un poco al revés que el resto.
La primera reunión con mi equipo es a la 13:00. Allí hacemos un primer boceto de lo que va a ser el informativo.
Es inevitable reservar parte del día para contestar mails. Es lo primero que hago al llegar, intentando discriminar lo urgente de lo importante.
Mantenemos un grupo de WhatsApp dentro del equipo de edición. No es infrecuente que empiece a estar activo desde muy temprano, con las ideas y enfoques que vayan surgiendo. Esa parte del trabajo es un non stop.
Hay que estar pendiente de la competencia. Ver otros puntos de vista. Al lado de la pantalla del ordenador siempre tengo una televisión encendida.
Consumo mucho informativo de cadenas extranjeras. CNN, BBC, Sky News… Contrastas fuentes, aprendes y descubres nuevos formatos o tendencias. Lo hago por interés informativo, pero también profesional.
En mi faceta de escritor y novelista soy un poco anárquico. Me organizo relativamente mal, no tanto por incapacidad como por falta de tiempo. Ojalá fuera más ordenado en ese aspecto.
Odio las reuniones, aunque entiendo que son necesarias. Lo ideal es que sean cortas, productivas y que la gente llegue con los asuntos preparados.
A veces se me ocurre algo mientras conduzco, así que le pego un grito a Siri para que lo guarde en una nota de voz. Da mucha rabia cuando te surge una buena idea y por las prisas se te olvida.
Si algo he aprendido con los años es que es muy importante saber escuchar las opiniones de tus compañeros. Por muy firme que sea tu postura respecto a algo, debes tener la mente abierta a posibles cambios.
Hago deporte, me apasiona el cine y pasar tiempo con mi familia, pero mentiría si dijera que puedo desconectar del trabajo al cien por cien. Me gusta la sensación de estar informado siempre. Uno de mis mayores placeres en vacaciones es disponer del tiempo suficiente (ése que habitualmente nunca tengo) como para poder leer los periódicos con toda la calma del mundo.
*Fotografías: Papo Waisman.