Habla rápido, como se espera de un rapero con las ideas claras y todo por hacer. Y en plural: se considera uno más del equipo que le acompaña. Tras su último trabajo –Playa Virginia– este malagueño de 29 años avisa: ha venido a sorprender.
Canciones del nuevo EP: Parezco tonto, No soy perfecto… ¿Tú estás seguro de que eres rapero?
Sí [risas], parece que he dejado el ego trip un poco de lado, ¿no? Creo que ya tengo una edad y tampoco estoy creyéndome el mejor; tengo mis debilidades y las muestro sin problema. Tiendo mucho a transmitir, sea bueno, sea malo.
Lo social y el lujo: una de las grandes disyuntivas del hip hop. ¿Cuál es tu lugar?
El que se junta conmigo sabe cómo soy: una persona muy dedicada a su barrio, a la gente de siempre; tengo un montón de gente currando en mi equipo. ¿Qué pasa? Que luego somos raperos, como dices. Me gusta la moda, las cadenas, los anillos… Si cuido a los míos, si la cosa prospera, si me preocupo por mi barrio y por mi ciudad, ¿por qué no voy a tener también una vida de capricho?
En pocas palabras: tu ciudad, Málaga; tu barrio, El Palo.
Eso, el Palo worldwide [uno de sus lemas]. Es un barrio marinero, de tradiciones, del que provengo, que me ha enseñado a prosperar, a ser perseverante, a buscar un camino recto… Tengo un tema nuevo en el EP que se llama 30 donde cuento que a los 25 asumí que la música es lo mío, pero que antes estaba bastante perdido en El Palo. En barrios como ese tienes que tener cuidado porque te dan cosas muy buenas, pero también te pueden dar rutina mala.
El rap siempre tiene su liturgia del barrio como lugar peligroso, pero… ¿El Palo? Yo ahí veo espetos de sardinas, la gente mayor en la calle, la playa…
Sí, eso es lo que ves tú. Pero en todos los barrios hay zonas oscuras, y más cuando vives ahí. El Palo tiene sus rincones.
Ahí está tu origen musical también, ¿no?
Todo. En mi casa se ha escuchado siempre mucha música, cada uno un poco por su lado: mi hermano rock, mi padre Buena Vista Social Club y Sabina, mi madre Manolo García, mi hermana a las Spice Girls… cada uno con su rollo. Por eso hoy en día yo digo que soy más músico que rapero.
Y más rapero que trapero.
Yo vengo de un rap bastante clásico, de los 90, aunque intento oírlo todo y entenderlo a mi manera. Admiro a Tangana, a Rosalía, a Bad Gyal… Escucho bastante música de todos los palos. Estamos haciendo una movida más abierta. Y me apetece. La música es libertad.
Si tienes que escoger solo una cosa, ¿eres cantante o rapero?
Es que me gustan los dos, tío. Ahora estoy en un proceso de descubrirme a mí mismo como músico y probando estilos nuevos y para no aburrirme. No quiero estar siempre haciendo lo mismo, quiero sacar álbumes que sorprendan. Si alguien me dice ‘vuelve a lo de antes’, lo siento bro, yo quiero sentirme contento y nutrido.
El hip hop, ¿lo está escuchando más la gente humilde o su público es otro?
No sé si humilde o de otras clases, pero el hip hop está volviendo. En España está reviviendo con una nueva ola de raperos muy potente. La gente que había perdido un poco la conexión con el hip hop está volviendo. Las barras [en el argot rapero, las frases que encajan en un compás] estrictas están volviendo.
¿Vives de esto?
Sí. Desde hace cuatro o cinco años.
Los raperos de tu generación, ¿lo tenéis más fácil que los pioneros de los 80 y 90? Contáis con las redes sociales, más visibilidad…
Ahora no hay más visibilidad: hay más gente. Pero conseguir visibilidad entre tanta gente es más difícil. Antes, si eras uno de los cinco mejores, hacías tu gira y vivías de esto. Ahora es verdad que si eres bueno y te haces visible, hay más industria. Ahora hay más público, eso es verdad.
Y tú, ¿cómo lo has conseguido?
Pues nada, en mi casa, con mi gente, desde mi barrio y subiendo canciones a Youtube. Muchas, al principio casi semanales. Siempre estábamos pensando en nuevos vídeos, y haciendo piña con Space Hammu, mi colectivo. Así llegamos a Latinoamérica. Luego saqué el primer álbum con J. Moods, Un perro andaluz, que fue un éxito de la crítica. Y hasta aquí, dejándome llevar.
“Yo vengo de un barrio marinero, de tradiciones, pero, como en todos lados, tiene sus zonas oscuras”
Con colaboraciones muy visibles también, como la de Nickie Nicole.
Sí. A Nicki la conocí en 2019. Ella sacó una session con Bizarrap que me sorprendió mucho, le hablé y ella como que no se lo creía porque yo era su artista favorito. Entablamos una relación de amistad bastante grande. Y ya poco a poco hicimos una canción, y luego una segunda [Me has dejado] que salió en su disco en 2021. Es buena amiga.
¿Aquí hay camaradería entre los músicos?
Menos que la que me gustaría. No sé si has escuchado alguna vez eso de que en España se envidia mucho. Antes tenía más fe que ahora. Yovoyalamíayyaestá.
Sí, alguna vez he escuchado eso de lo de la envidia en España…
Yo con los que me llevo bien, me llevo bien y tengo mi apoyo. Pero me gustaría que hubiera mucho más. Siento que cada uno va más a su rollo, incluso que se habla muy mal del otro. Antes tenía más fe que ahora. Yo voy a la mía y ya está
¿Con quién colaborarías?
Me encantaría hacer un tema con La Mari de Chambao. Por qué no. Entrar en géneros diferentes al mío. Probar, a ver qué sale.
¿Te meterías en asuntos artísticos no musicales?
Sí: escribiendo a lo mejor. Coescribiendo un guion. O ayudando lo que sea en cine. En pintura no, soy bastante malo, no como mi padre, que es pintor, que le mete a las acuarelas, y es bastante bueno.
¿Te gusta el cine?
Sí, para mí tiene mucha importancia. Me gusta mucho el cine: europeo, americano, asiático… He aprendido mucho del cine por la música y viceversa. Siempre me han gustado los raperos que hablaban de letras de cine, desde pequeño.
¿Para cuándo el segundo álbum?
Para el año que viene, calculo que en el último trimestre. Llevamos trabajándolo un año y medio o así. Se va a llamar La madrugá. Va a ser una sanación, tío. Quiero que me ayude a curarme de muchas cosas. Positivizar la cabeza, la noche, no hacerme daño… Convertirme en otra persona que llevo tiempo buscando, ¿sabes? La madrugá va a ser el amanecer. La luz.