Forbes House

Andreas Kaufmann, Chairman of the Board de Leica, en Forbes House: «Mi primera Leica la compré en 2004»

El Chairman Supervisory Board de Leica Camera charla con Andrés Rodríguez, presidente de Forbes House. Una conversación con un coleccionista, fotógrafo aficionado y observador lúcido del tiempo que le ha tocado vivir.

En el marco del centenario de la icónica firma alemana Leica, Forbes House ha acogido este miércoles 10 de septiembre una conversación única con Andreas Kaufmann, Chairman del Supervisory Board de Leica Camera, en conversación con Andrés Rodríguez, presidente de Forbes House, que ha arrancado con la proyección del teaser del documental que la firma ha grabado para conmemorar estos 100 años desde la creación de su primera cámara, la legendaria Leica I.

Una cita reveladora y cargada de visión sobre fotografía, autenticidad y legado. Kaufmann, que no solo es empresario sino también intelectual, coleccionista y fotógrafo aficionado, compartió ante los asistentes su peculiar trayectoria vital: “Estudié literatura alemana, ciencias políticas y también historia del arte. Luego formé parte de un grupo cercano a Joseph Beuys, que fue uno de los cofundadores del Partido Verde en Alemania”. Pero su historia pronto adquiere un giro empresarial inesperado: “Desde finales de los años 80 estuve involucrado en la gestión del patrimonio familiar. Así que siempre tuve como dos almas en mi pecho. Y uno se va volviendo menos izquierdista a medida que envejece”.

Kaufmann compró su primera Leica en 2004. Hasta entonces, usaba otras como la Zenit: «Todavía la conservo”. Ese mismo año, entró en la compañía: “En 2004, el accionista principal de Leica era Hermès. Yo suelo decir: si te ofreciera un negocio en el que Hermès es accionista, ¿entrarías? Todo el mundo se hace esa pregunta”. Desde entonces, su visión ha transformado Leica.

A los asistentes de la charla les explicó su manera de entender el ecosistema digital actual: “En el negocio de las apps hay un puente, lo que yo llamo el triángulo digital. Tienes un dispositivo –una cámara o un teléfono–, una conexión, tu app, y un sistema en la nube”. También reflexionó sobre la cámara del smartphone, a menudo vista como amenaza para el mundo fotográfico clásico: “El primer teléfono móvil con cámara incorporada fue un pequeño modelo japonés lanzado en 1999. Era un teléfono tipo ‘gadget’, hecho para chicas. Podías hacer ciertas fotos y luego poner una especie de cabeza de Mickey Mouse sobre la tuya o algo así. En 2001 o 2002, Hewlett-Packard añadió una pequeña cámara digital a sus personal planner, como se llamaban entonces».

Continuó: «Era muy interesante porque podías fotografiar un documento y tenerlo directamente en tu organizador. Así que yo nunca vi esto como una especie de nube negra en el horizonte. Lo vi como una oportunidad. Y desde 2007 empezamos a trabajar, primero con empresas pequeñas, en soluciones para cámaras de teléfonos inteligentes. El problema con la cámara de un smartphone es que no tienes espacio. Porque aquí [refiriéndose a una cámara convencional] aunque el objetivo sea pequeño, tienes mucho más espacio para captar luz. En cambio, en un móvil no lo tienes”.

Más allá de la técnica, Kaufmann compartió su pasión personal por la fotografía como forma de memoria vital: “No soy un buen fotógrafo. Estoy intentando mejorar. Pero para mí, hacer fotos y organizarlas es como escribir un diario. Si alguien me pregunta por noviembre de 2012, puedo decir: Los Ángeles. Organizo mis fotos cada fin de semana según dónde he estado.” Al hablar de referentes, fue claro: “En el caso de todo fotógrafo, siempre está Cartier-Bresson. Caminaba así o así, y no entendías qué estaba haciendo. Tenía algo en la mirada, una forma de ver. Siempre se puede aprender. Puede que no llegues a ser Cartier-Bresson. Eso lleva tiempo».

Leica no solo ha apostado por la innovación, sino por redefinir su relación con el cliente: “Era evidente que la clásica tienda de cámaras iba a desaparecer. Lo que los americanos llaman mom and pop store ya no iba a sobrevivir. Decidimos hacerlo por nuestra cuenta, y hacerlo diferente». Así nació la Leica Akademie, para ayudar a quienes quieren ser mejores fotógrafos. Y también las Leica Gallery, la mayor red de galerías fotográficas del mundo. Ahí se encuentran quienes hacen fotos y quienes son fotógrafos. Siempre hay una pequeña diferencia.

La conversación también abordó temas globales: “Europa no puede llevar adelante ciertos negocios sin los chinos. Esa es la realidad. En política se oyen historias, pero en los negocios, sin la cadena de suministro en China, ciertos sectores podrían desaparecer.” Y la inevitable pregunta sobre los límites de la inteligencia artificial en la imagen: “La IA tiene un papel en la fotografía, pero lo fundamental siempre será: ¿es esta una imagen auténtica? Hay una línea que no se debe cruzar. Hacer ciertas cosas para facilitarle la vida al fotógrafo está bien –como corregir líneas caídas en arquitectura–, pero si vas más allá, al final tienes una imagen falsa. Por eso hablamos de un programa de autenticidad de contenido”.

En 2019, Leica lanzó su primera cámara con inteligencia artificial, en colaboración con la American Society of Cinematographers: “Solo produjimos 350 unidades. Incorporaba software que interpretaba cómo sería la luz en una escena de cine. Tenía dos modos: Contemporary Cinema Mode y Classic Cinema Mode. Porque al final, una cámara digital siempre es software».

El coloquio concluyó con un café en el rooftop de Forbes House, donde la conversación continuó de manera distendida. Un encuentro entre generaciones, tecnologías, formas de mirar y maneras de narrar el mundo. Como dijo Kaufmann: “Quizá haya más. Esta es mi generación. Pero para dirigirte a distintos grupos de consumidores, el smartphone es, sin duda, una solución clave».