Esa es la pregunta que sobrevuela Washington, Wall Street y buena parte de los círculos financieros globales. La figura del presidente de la Reserva Federal (Fed) vuelve a colocarse en el centro del tablero, no tanto por sus decisiones monetarias como por las amenazas que, una vez más, lanza Donald Trump.
Todo estalló cuando se filtró desde la Casa Blanca que el presidente estaba considerando despedir a Powell antes del final de su mandato en mayo de 2026. El revuelo fue inmediato. Titulares, análisis exprés, caídas en el dólar y una avalancha de especulaciones. Pero al poco tiempo, Trump negó que tal decisión estuviera sobre la mesa.
¿Una cortina de humo?
Al mismo tiempo, la cobertura mediática sobre el caso Epstein ha ido perdiendo fuerza de forma repentina. El caso hace referencia a la red de abuso sexual de menores gestionada por el financiero Jeffrey Epstein, cuyas conexiones con figuras poderosas han generado múltiples teorías y demandas. Tras su muerte en prisión en 2019, bajo circunstancias poco claras, la presión para esclarecer su entorno y la posible implicación de personajes influyentes se ha mantenido viva en el debate público.
Aunque ambos fenómenos no tienen ningún punto en común, algunos analistas han comenzado a conectar los hechos. Mientras aumentaba la presión por la falta de transparencia sobre los archivos vinculados a Epstein, desde la administración Trump surgía un nuevo foco de interés: la posible salida de Powell.
¿Casualidad? En momentos de alta exposición mediática, se lanza una noticia de alto impacto que redirige la conversación pública. Trump domina este tipo de maniobras con una eficacia reconocida desde sus días como figura mediática y empresarial.
La nueva ofensiva contra Powell coincidió con declaraciones de figuras clave del Partido Republicano, como Mike Johnson o Marjorie Taylor Greene, que comenzaban a exigir explicaciones sobre el caso Epstein. Incluso perfiles influyentes como Joe Rogan o Elon Musk cuestionaban el silencio oficial. Entonces apareció el viejo rumor de que Trump podría cesar a Powell.
Peligros para el mercado y la economía
Pero la dimensión del asunto no se limita al terreno informativo. También es institucional y económica. El presidente de la Fed no puede ser destituido sin un proceso complejo. Ni siquiera el mandatario de Estados Unidos cuenta con autoridad directa para sustituirlo. Jerome Powell ya ha declarado su intención de mantenerse en el cargo hasta mayo de 2026. De esta forma, cualquier intento de remoción anticipada requeriría apoyo del Congreso y superar posibles litigios judiciales.
En todo caso, si finalmente se intentara reemplazar a Powell de forma anticipada, el impacto podría sentirse de inmediato en los mercados. Varios economistas coinciden en que los tipos de interés a largo plazo podrían subir. La percepción de independencia de la Fed quedaría dañada, y con ello, la confianza en los bonos del Tesoro. El resultado más probable sería un encarecimiento del endeudamiento para el gobierno, los consumidores y las empresas.
No sería una sorpresa. Cuando los bancos centrales pierden su autonomía, los inversores suelen exigir mayores intereses para compensar la incertidumbre. Esto se traduce en hipotecas más caras, créditos menos accesibles y un freno a la inversión privada. Lejos de abaratar el dinero, se corre el riesgo de tensar aún más la economía real.
¿Anunciará Trump al sustituto de Powell?
También existe otro escenario que ha cobrado fuerza en las últimas semanas. Trump podría no destituir a Powell, pero sí anunciar con antelación a su sucesor. Esto debilitaría la posición del actual presidente de la Fed ante los inversores. Esta táctica ya se ha utilizado en el pasado, y los resultados no siempre han sido favorables. En 1970, el nombramiento de Arthur Burns por parte de Nixon provocó una caída del 14% en el S&P 500. Y en 1987, con Ronald Reagan y Alan Greenspan, el descenso fue del 5,3%.
En este contexto, el entorno de mercado sigue con atención cada movimiento. Durante los últimos meses, Trump ha intensificado sus críticas a Powell, acusándolo de obstaculizar el crecimiento por no recortar antes los tipos. Al mismo tiempo, Scott Bessent, secretario del Tesoro, ha confirmado que ya está en marcha el proceso para nombrar un nuevo presidente de la Fed. Entre los nombres que circulan figuran el propio Bessent y Kevin Hassett, vinculado al Consejo Económico Nacional.
El contexto macroeconómico también pesa. La posibilidad de que la Fed recorte tipos en julio está ganando enteros. El lenguaje de Powell se ha suavizado, y el mercado empieza a descontar ese giro. Pero una salida abrupta podría revertir esas expectativas. En 2017, el nombramiento de Powell provocó una subida del 1,6% en el S&P 500. Sin embargo, los precedentes no garantizan reacciones similares.
Los indicadores actuales muestran cautela. El comportamiento del S&P 500, el Nasdaq y el Russell 2000 está bajo vigilancia constante. Las primas de riesgo y los rendimientos de los bonos también ofrecen pistas. A día de hoy, cualquier señal desde la Casa Blanca en relación a la Fed tiene potencial para desencadenar volatilidad.
La sucesión de Powell se presenta como uno de los temas más sensibles del ciclo político actual. Si se consuma, marcará el rumbo del mandato presidencial. Y mientras tanto, la Fed sigue en el centro de una partida que mezcla tensión política, estrategias de comunicación y reacciones del mercado que todavía pueden sorprender.
