Los millennials crecieron escuchando que nunca alcanzarían la estabilidad financiera de sus padres. Demasiado gasto en caprichos, demasiadas suscripciones, una inclinación por gastar en experiencias en lugar de bienes materiales y demasiado aguacate en la tostada. Los baby boomers, en cambio, parecían haberlo hecho todo bien. Trabajo estable, hipoteca pagada, inversiones seguras. Sin embargo, la realidad ha dado un giro inesperado. Los millennials no solo han logrado acumular riqueza a un ritmo más rápido que las generaciones anteriores, sino que también han encontrado maneras más eficientes de invertir su dinero. ¿Qué pueden aprender de ellos tanto los baby boomers como la Generación Z?
Los millennials han ganado el juego de la inversión
Los millennials, nacidos entre 1981 y 1996, han demostrado ser la generación con mayor crecimiento en patrimonio neto desde la pandemia. Según datos de la Reserva Federal, su riqueza total en Estados Unidos ha crecido de 3,9 billones de dólares en 2019 a casi 16 billones en 2024. Esto significa que su patrimonio neto se ha cuadruplicado en apenas cinco años, un ritmo que ni los baby boomers ni la Generación X han logrado igualar.
Para ponerlo en perspectiva, los inversores millennials en plataformas como Wealthfront han incrementado sus activos un 137% en los últimos cinco años, mientras que la Generación X lo ha hecho en un 76% y los baby boomers solo un 40%. A pesar de las crisis económicas que han tenido en su vida adulta, desde la Gran Recesión de 2008 hasta la crisis del COVID-19, los millennials han sido los que mejor han hecho crecer su dinero.
Además, el número de millonarios millennials también se ha disparado. Wealthfront registró un aumento del 144% en clientes millennials con un patrimonio superior al millón de dólares, frente a un incremento de apenas el 31% en la Generación X.
Menos ladrillo, más liquidez.
Para los baby boomers, nacidos entre 1946 y 1964, la riqueza estaba ligada a la propiedad. Comprar una casa era la gran meta financiera y el símbolo definitivo del éxito económico. Para los millennials, en cambio, la inversión en inmuebles ya no es tan atractiva. El acceso a la vivienda se ha vuelto prohibitivo con precios disparados y salarios que no han crecido al mismo ritmo. En lugar de comprometerse con una hipoteca de por vida, han apostado por estrategias más flexibles y han sabido aprovechar tecnologías como las fintech para hacer crecer su dinero de forma más eficiente.
Según datos de la Reserva Federal, el valor de los bienes inmuebles en manos de los millennials creció en 2,5 billones de dólares entre 2020 y 2024. Sin embargo, la gran diferencia con generaciones anteriores es que esta adquisición de propiedades no ha sido su principal estrategia de acumulación de riqueza. Los millennials han encontrado alternativas en los ETFs, criptomonedas y fondos indexados, permitiéndoles diversificar su cartera sin la rigidez de una gran deuda hipotecaria. Un estudio de Vanguard revela que más del 80% de los millennials prefieren este tipo de productos en comparación con el 50% de los baby boomers.
Ahorro e inversión digital: el motor de la acumulación de riqueza
Para muchos baby boomers, la inversión en bolsa es un juego peligroso reservado para expertos de Wall Street. Para los millennials, la tecnología ha cambiado las reglas. Aplicaciones de inversión automática, robo-advisors y plataformas de trading sin comisiones han permitido que cualquiera participe en los mercados financieros sin necesidad de grandes conocimientos previos.
En lugar de intentar superar al mercado con estrategias especulativas, han apostado por la inversión pasiva, aprovechando fondos indexados y estrategias de bajo costo que han demostrado ser más rentables a largo plazo.
Otro factor diferenciador ha sido su disciplina con el ahorro. Mientras que los boomers dependían de planes de pensiones tradicionales y aportaciones empresariales para su jubilación, los millennials han tomado el control directo de su futuro financiero. Su tasa de ahorro es significativamente más alta que la de generaciones anteriores a su edad equivalente. En lugar de confiar en que una empresa les garantice estabilidad, han decidido construir su propio colchón financiero a través de contribuciones consistentes a cuentas de inversión y planes de jubilación individuales.
Lo que la Generación Z puede aprender de los millennials
La Generación Z, nacida entre 1997 y 2012, está ingresando al mundo financiero con una mentalidad completamente digital. Son la primera generación que ha crecido con smartphones y redes sociales, lo que les ha permitido acceder a información financiera desde una edad temprana. Sin embargo, esta misma hiperconectividad también los ha llevado a participar en inversiones de alto riesgo sin una estrategia clara.
A diferencia de los millennials, que han priorizado la diversificación y la inversión pasiva, la Generación Z se ha volcado hacia activos especulativos como criptomonedas y acciones meme. Durante el auge de Bitcoin en 2021, el 45% de los inversores de entre 18 y 24 años afirmó tener criptomonedas, según una encuesta de Charles Schwab, en comparación con solo el 20% de los millennials y el 5% de los baby boomers.
Los millennials pueden enseñar a la Generación Z la importancia de la paciencia en la inversión. Mientras los boomers se aferraron a estrategias tradicionales y la Generación Z busca rendimientos rápidos con apuestas volátiles, los millennials han encontrado un equilibrio. Han entendido que el verdadero crecimiento financiero viene de la constancia, la reinversión de dividendos y la capitalización a largo plazo.
La Generación Z también puede aprender de los millennials la importancia del ahorro. Un informe de Wealthfront revela que los millennials tienen una tasa de ahorro superior a la de cualquier otra generación. A pesar de haber lidiado con altos costos educativos y un mercado laboral volátil, han priorizado la construcción de un
Mientras los baby boomers siguen viendo la propiedad inmobiliaria como el camino hacia el éxito financiero y la Generación Z se deja llevar por inversiones de alto riesgo, los millennials han encontrado un punto intermedio que equilibra rentabilidad y estabilidad. Con estrategias bien definidas y una mentalidad a largo plazo, han demostrado que la riqueza no se trata solo de ganar más dinero, sino de saber hacerlo crecer inteligentemente.