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Misiles, drones y dividendos: los Leopard y F-35 conquistan la Bolsa

Esa demanda constante convierte a las empresas de defensa en jugadas estratégicas para los inversores que buscan crecimiento a largo plazo.

Pocos sectores generan tanto debate como el militar y el de defensa. Aunque muchas inversiones en este ámbito son cuestionadas por razones éticas, la realidad es que la industria militar y de defensa florece en tiempos difíciles. Y no es casualidad. Gobiernos de todo el mundo, con Estados Unidos a la cabeza, gastan miles de millones cada año para mantener sus ejércitos listos para cualquier amenaza. Esa demanda constante convierte a las empresas de defensa en jugadas estratégicas para los inversores que buscan crecimiento a largo plazo y cierta protección frente a las turbulencias del mercado.

¿Y por qué hablamos de esto ahora? Porque el mundo se ha vuelto un lugar más inestable. Desde la guerra en Ucrania hasta el conflicto en Gaza, las tensiones geopolíticas están disparando los presupuestos de defensa. Según Bankinter, este auge no es temporal. La presión de Estados Unidos para que los países europeos aumenten su gasto militar hasta el 2% del PIB (o incluso más) promete mantener el sector en alza durante los próximos años. De hecho, Stifel prevé que la OTAN podría elevar su objetivo de gasto al 2,5% o 3%, lo que añadiría entre 85.000 y 176.000 millones de dólares anuales al mercado europeo de defensa.

En este contexto, algunas empresas destacan especialmente. Rheinmetall, por ejemplo, ha visto cómo sus acciones se han disparado un 130% en un año gracias a la creciente demanda de sus blindados Leopard y municiones. Thales, líder en sistemas de defensa aérea, también ha aprovechado el viento a favor, mientras que Leonardo, con sus helicópteros y aviones de combate, ha reforzado su presencia en los mercados globales. En Estados Unidos, Lockheed Martin sigue siendo el principal suministrador de aviones militares y su caza F-35 representa el 25% de sus ventas totales, mientras que General Dynamics y Northrop Grumman continúan expandiéndose en los segmentos de vehículos blindados y defensa antimisiles.

Pero no solo las acciones individuales están dando de qué hablar. Los ETFs especializados en defensa se han convertido en una opción cada vez más popular. Según JustETF, el VanEck Defense UCITS ETF ha subido un 55% en el último año, mientras que el HANetf Future of Defence UCITS ETF ha ganado un 42%. ¿La razón? Ofrecen a los inversores una forma sencilla de apostar por el sector sin tener que elegir acciones concretas. Además, sus costes son bajos, con gastos anuales que rondan el 0,49% y 0,55%, respectivamente. Por su parte, el iShares Global Aerospace & Defence UCITS ETF ha conseguido un rendimiento del 12,78% en los últimos seis meses, consolidándose como una alternativa sólida para quienes buscan diversificación global.

En el ámbito de los fondos tradicionales, también hay opciones interesantes. El Fidelity Global Industrial ofrece exposición indirecta al sector mediante empresas aeroespaciales y de defensa. El fondo de Allianz centrado en ciberseguridad ha capitalizado la creciente demanda de soluciones digitales para proteger infraestructuras críticas. El Echiquier Space combina inversiones en compañías espaciales y de defensa como Rocket, Nvidia y BAE Systems, mientras que el Neuberger Berman Next Generation Space Economy apuesta por empresas como Motorola y AST Spacemobile.

A pesar del potencial de crecimiento, la industria de defensa no está exenta de riesgos. Los cambios en las políticas gubernamentales pueden afectar significativamente los ingresos de las empresas, que dependen en gran medida de contratos a largo plazo. Además, la presión por cumplir con los criterios ESG ha llevado a muchos fondos a reducir su exposición al sector. Sin embargo, la demanda constante y los avances tecnológicos en áreas como la ciberseguridad y los vehículos autónomos siguen impulsando el interés de los inversores.

En este escenario, compañías como RTX Corp, con sus sistemas de vuelo y sensores integrados, y AeroVironment, especializada en drones militares, están bien posicionadas para capitalizar las nuevas tendencias del sector. La colaboración entre Leonardo y Rheinmetall, para desarrollar vehículos de combate en Europa es otro ejemplo del dinamismo de la industria. Además, empresas como Hensoldt y Saab están ganando terreno en el mercado europeo, mientras que Dassault Aviation sigue avanzando con sus aviones de combate Rafale.

Entonces, ¿es el momento de invertir en defensa? Todo apunta a que sí, porque, aunque parezca contradictorio, cuando los tambores de guerra suenan, las acciones de defensa tienden a subir. Y en un mundo cada vez más incierto, tener una parte de tu cartera protegida detrás de un blindado Leopard o un F-35 no suena tan descabellado.

Pero no todo es un camino de rosas. La industria de defensa enfrenta desafíos, desde la volatilidad causada por los cambios en las políticas gubernamentales hasta los problemas en la cadena de suministro. Además, la presión por cumplir con los criterios ESG ha llevado a muchos fondos a reducir su exposición al sector. Aun así, las perspectivas siguen siendo sólidas. Como señala Stifel, la OTAN podría elevar su objetivo de gasto al 2,5% o 3% del PIB, lo que añadiría entre 85.000 y 176.000 millones de dólares al año al mercado europeo de defensa.

Así que, si alguna vez has pensado en invertir en este sector, puede que este sea el momento. Porque, aunque parezca contradictorio, cuando los tambores de guerra suenan, las acciones de defensa tienden a subir. Y en un mundo cada vez más incierto, tener una parte de tu cartera protegida detrás de un blindado Leopard o un F-35 no suena tan descabellado.

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