No sabemos si la guerra comercial de Trump estallará o no. México dice haber llegado a un acuerdo para retrasar los aranceles y con Canadá podría pasar lo mismo, pero la crisis política en Washington es un hecho. Sin embargo, este fin de semana, los inversores van a dejar de mirar gráficos, curvas de rendimiento y datos macro. Se van a sentar en el sofá, con una cerveza en una mano y una alita de pollo en la otra, para ver uno de los eventos más esperados del año: la Super Bowl. El partido entre los Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles decidirá el nuevo campeón de la NFL.
No es solo un partido. Es un fenómeno económico con una lluvia de millones cayendo sobre apuestas, publicidad y mercados bursátiles. La Asociación Estadounidense del Juego estima que se apostarán legalmente 139.000 millones de dólares, y eso sin contar las apuestas de oficina, los mercados ilegales o las plataformas offshore. Si se incluyera todo, la cifra se dispararía.
La Super Bowl puede hacer ganar o perder millones a las casas de apuestas
El impacto en los mercados es real. No es solo DraftKings y FanDuel, las casas de apuestas deportivas que tienen una exposición millonaria a ciertos resultados. Las acciones de empresas de apuestas como Rush Street Interactive y Gambling.com han disfrutado de un año dorado, con crecimientos de dos dígitos en ingresos. Pero el gran juego no solo mueve dinero en apuestas.
Los resultados de la Super Bowl pueden alterar el balance de muchas compañías. Por ejemplo, muchos apostadores han puesto su dinero en que el total de puntos anotados en el partido superará los 48.5. Esto se conoce como la «apuesta al over» (over/under). En términos simples, si el marcador final entre los Chiefs y los Eagles suma más de 48.5 puntos, las casas de apuestas tendrán que pagar millones en premios.
Si el partido es de pocos puntos, las casas de apuestas ganarán, porque la mayoría de los apostadores pierden. Y si encima ganan los Chiefs, que han recibido menos apuestas que los Eagles, las casas podrían cerrar la noche con una tasa de retención del 22%, lo que significa que por cada 100 dólares apostados, se quedan con 22.
Pero si los Eagles ganan y el marcador es alto, el golpe financiero para las casas de apuestas podría ser fuerte.
El negocio detrás del show
La publicidad en la Super Bowl es un mercado en sí mismo. Un anuncio de 30 segundos cuesta 7 millones de dólares. Empresas como Google, Meta y Amazon ven la Super Bowl como un escaparate para sus marcas. Y la audiencia del partido podría romper récords otra vez, sobre todo con el fenómeno Taylor Swift.
El año pasado, la artista apareció en pantalla solo 103 segundos y generó un boom de audiencias. Este año vuelve, y las expectativas de audiencia están por las nubes. Fox, CBS y ESPN ya han vendido toda su publicidad para el evento y las plataformas de streaming como YouTube TV y Apple TV también quieren su parte del pastel.
Wall Street y la Super Bowl: ¿quién gana?
Las acciones de empresas deportivas y de entretenimiento han brillado antes de la Super Bowl. Nike, PepsiCo y Disney suelen ver aumentos en su actividad antes y después del evento. Pero si hay una empresa que tiene los ojos puestos en la Super Bowl, esa es Sportradar, que suministra datos deportivos a casas de apuestas y a la propia NFL.
Por otro lado, los casinos de Las Vegas Sands y MGM Resorts esperan uno de los fines de semana más lucrativos del año. Y mientras todo esto sucede, las criptomonedas también entran en el juego. Plataformas como Crypto.com han intentado posicionarse en las apuestas deportivas, pero la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC, por sus siglas en inglés), ya ha frenado algunos intentos, como en el caso de Robinhood. El bróker low-cost había comenzado a ofrecer apuestas en eventos deportivos como si fueran contratos financieros, permitiendo que los usuarios apostaran sobre el resultado de la Super Bowl como si estuvieran operando con futuros de petróleo o acciones tecnológicas.
El otro partido: Trump y los aranceles
La Super Bowl no se juega solo en el campo. Se juega en los mercados, en las apuestas y en la economía global. Mientras los inversores se distraen con touchdowns y espectáculos de medio tiempo, en Washington sigue la incertidumbre.
Los aranceles de Trump han metido más volatilidad en los mercados. Si la guerra comercial escala, la Reserva Federal podría verse obligada a ajustar su política monetaria, lo que afectaría a las bolsas. Pero por ahora, lo que importa es el juego.
Este fin de semana, aunque solo sea por unas horas, el mercado financiero dejará de hablar de Trump, la Fed y los aranceles. Todo el mundo estará pendiente de si Patrick Mahomes consigue otro anillo, de si los Eagles logran la revancha y de si Taylor Swift vuelve a aparecer en pantalla para romper récords de audiencia.
Los mercados lo sabrán el lunes. Las casas de apuestas, en cuanto suene el pitido final. Porque en la Super Bowl, no solo juegan los equipos. Juega el dinero.