China se encuentra en un momento crucial de su desarrollo económico, en plena transición hacia un modelo de crecimiento centrado en la calidad más que en la cantidad y apoyado por grandes reformas estructurales que han incrementado la incertidumbre macroeconómica y, también, planteado desafíos para los mercados de acciones del país. Pero a pesar de estos vientos estructurales en contra, que podrían mantener la volatilidad elevada durante algún tiempo, creemos que la asignación a acciones chinas sigue siendo digna de consideración por varias razones importantes.
En primer lugar, las valoraciones de las acciones chinas son atractivas en comparación con las de otras regiones y con el promedio histórico del propio mercado chino. Esto presenta una oportunidad para los inversores de acceder a futuros beneficios a un precio descontado, lo cual, históricamente, ha llevado a mayores rentabilidades a largo plazo.
En segundo lugar, aunque el contexto macroeconómico en China ha mostrado signos de estabilización, el sentimiento del mercado aún no lo refleja completamente. Varios indicadores están mejorando, lo que sugiere que las condiciones económicas tienen poco margen para deteriorarse significativamente y, de hecho, podrían mejorar.
En tercer lugar, es importante destacar que los beneficios de las empresas siguen siendo sólidos. La debilidad reciente en las acciones chinas fue provocada por una reevaluación de los inversores sobre cuánto estaban dispuestos a pagar por esos beneficios, y no por una disminución de los mismos. De hecho, las previsiones de beneficios de las empresas chinas para los próximos doce meses han mostrado un ligero aumento este año, con la mayoría de los sectores experimentando un momentum positivo en sus beneficios, excepto el financiero.
Y en cuarto lugar, destacar que las reformas económicas, aunque complican la predicción del futuro inmediato de China, han aclarado la ambición de largo plazo del país de convertirse en una potencia manufacturera con un aclase media próspera. Tanto es así que se espera que la sacciones chinas ofrezcan los mayores retornos entre las grandes áreas geográficas del mundo en la próxima década, impulsadas por valoracione atractivas al inicio y un crecimienot real de los ingresos.
Por supuesto, invertir en acciones chinas no está obviamente exento de riesgos. El sector inmobiliario sigue siendo un lastre para una economía que lucha por adaptarse a un nuevo enfoque de crecimiento. Además, el desempleo es demasiado alto, especialmente entre los jóvenes, y la deflación es un riesgo real. Nuestra postura es por tanto de cauteloso optimismo a corto plazo y cualquier asignación debería reflejar esto con un tamaño adecuado. Las rentabilidades potenciales son atractivas, pero los inversores deben ser muy conscientes de este entorno actual.
En cualquier caso, y a pesar de los desafíos inmediatos, una combinación de fundamentales que se estabilizan y valoraciones atractivas brindan suficientes motivos para considerar tener acciones chinas en las carteras a largo plazo. Con el tiempo, creemos que este país seguirá siendo un componente importante de la economía global. E incluso en un escenario relativamente negativo, las acciones chinas parecen ofrecer retornos atractivos en comparación con otras regiones a largo plazo, destacando su viabilidad como una opción de inversión considerada estratégica.
*Evelyn Huang, gestora de fondos de renta variable en Fidelity International.