Gracias a las reformas regulatorias y a los esfuerzos de las entidades por mejorar la gestión del riesgo y la generación de capital, en la última década se ha experimentado una mejora en la solidez y liquidez del sector bancario europeo. No obstante, aún existen varios factores a los cuales los inversores deben prestar atención.
Según resalta María Torres, gestora de renta variable en MAPFRE AM, desde julio de 2022, el Banco Central Europeo (BCE) ha emprendido un camino alcista, elevando las tasas de interés en 450 puntos básicos, principalmente con el propósito de combatir la inflación. Se prevé que estas tasas hayan alcanzado su punto máximo y que se mantengan en niveles elevados durante un período más prolongado de lo anticipado.
“Esperamos que en 2024 continúe el impacto positivo de las subidas de tipos en el margen de intereses”, dado que, como explican desde Mapfre, tardan un tiempo en trasladarse al coste del crédito. En cuanto al capital, se anticipa que los bancos continúen ofreciendo atractivas remuneraciones a los accionistas, con rentabilidades por dividendo ordinario del 8%, que podrían elevarse hasta el 12% si incluimos las recompras de acciones.
El riesgo al que se enfrenta el sector financiero es un deterioro macroeconómico significativo que podría desencadenar una recesión. También se subrayan los riesgos políticos, la volatilidad de los mercados de deuda y los incrementos en los diferenciales soberanos.
Concluye que es esencial seguir de cerca a las entidades financieras que estén en proceso de reestructuración y que ofrezcan un rendimiento a los accionistas por encima del promedio, especialmente si cotizan a precios atractivos inferiores en comparación con su perfil de rentabilidad y riesgo.