La cuota de mercado de los vehículos eléctricos ha aumentado rápidamente en los últimos años. Aproximadamente uno de cada tres coches vendidos en China y uno de cada cinco coches en Europa son enchufables, ya sea puramente eléctricos o híbridos. Las ventas seguirán creciendo en los próximos años y prevemos que, en los principales mercados automovilísticos como China, Estados Unidos y Europa, la cuota de mercado de los vehículos eléctricos nuevos vendidos alcanzará el 75% en 2030 y más del 95% en 2050.

Hoy en día, la crítica más común a los vehículos eléctricos es que son mucho menos sostenibles de lo que se afirma, debido a la gran cantidad de metales que se necesitan para las baterías. Según nuestros cálculos, la demanda del aluminio y el cobre relacionada con las baterías pasará de menos de 0,2 millones de toneladas en 2020 a 4,3 y 4,9 millones de toneladas en 2050, respectivamente. El crecimiento del cobalto, el litio y el níquel será menor, de 0,15, 3,35 y 3 millones de toneladas cada uno. No obstante, este incremento es solo temporal y es probable que el crecimiento máximo de la demanda neta se alcance en torno a 2035, mientras que para 2050, el reciclaje podría cubrir entre el 70% y el 85% de la demanda.

Cuando se plantea la cuestión de la procedencia de estos metales, el debate suele centrarse únicamente en los suministros primarios, es decir, en las minas. Si bien es cierto que durante los dos primeros años se dependerá en gran medida de los suministros de las minas, creemos que el suministro secundario, es decir, el reciclaje, irá ganando importancia con el tiempo, siendo una mejor opción desde un punto de vista económico y medioambiental. En términos de volumen y valor, será una gran oportunidad cuando la primera generación de vehículos eléctricos llegue al final de su vida útil. De hecho, calculamos que el valor de los metales de las baterías recicladas podría alcanzar más de 300.000 millones de dólares en 2050 sobre la base de los precios actuales.

La principal preocupación sobre el mencionado reciclaje es que aún no se ha iniciado. No obstante, es necesario tener en cuenta que son pocos los vehículos eléctricos que han llegado ya al final de su vida útil. Sin embargo, al existir suministro procedente de los residuos de la producción, algunas empresas ya se han aventurado en este área y los esfuerzos están dando sus frutos: las compañías afirman estar recuperando más del 90% de los materiales de las baterías en el proceso de reciclaje.

El reciclaje de los metales de las baterías será uno de los ámbitos más dinámicos de la economía circular durante las próximas décadas, impulsado por el rápido crecimiento de las ventas de vehículos eléctricos. Las ventajas, por tanto, de esta reutilización son dobles. En primer lugar, el reciclaje de los metales conlleva enormes beneficios medioambientales y es fundamental para reducir la huella medioambiental del vehículo eléctrico y las emisiones de CO2 relacionadas con su fabricación, allanando así el camino hacia la verdadera sostenibilidad. En segundo lugar, también supone fuertes beneficios económicos tanto para las empresas de baterías como para las de automóviles en forma de seguridad de suministro.

Desde un punto de vista inversor, es importante reconocer la limitada capacidad de inversión disponible, no solo ahora, sino probablemente también en el futuro. En la actualidad, esto se debe a la naturaleza incipiente de la industria y a los bajos volúmenes de baterías en el final de su vida útil. En el futuro, la causa podría ser una integración muy alta de la industria del reciclaje, ya sea porque el reciclaje lo realizan las empresas de baterías o las compañías de automóviles, dejando poco espacio para los recicladores independientes. Debido a que las baterías son componentes muy cruciales de todo vehículo eléctrico, vemos una probabilidad muy alta de integración vertical.

Todo esto significa que, debido a la posible falta de empresas de carácter puramente comercial, el reciclaje de metales de las baterías probablemente no alcanzará la importancia que merece en la temática de la inversión de la Economía Circular, a pesar de ser muy relevante tanto desde el punto de vista medioambiental como económico. No obstante, es importante subrayar que esta temática goza de un gran atractivo debido a su fuerte carácter defensivo por la estabilidad de la generación de residuos a nivel mundial y el fuerte apoyo de los reguladores. Estas características deberían, por tanto, conducir a vientos de cola duraderos.

El objetivo de conseguir vehículos verdaderamente sostenibles solo se logrará si se reciclan las baterías de los vehículos eléctricos. Aunque las tecnologías para recuperar los metales de las baterías ya existen, es necesario todavía aplicarlas a escala. Por ello, durante las próximas décadas, el reciclaje de baterías será uno de los ámbitos más dinámicos de la economía circular.

*Carsten Menke es Head Next Generation Research en Julius Baer.