Tras observar conceptos bastante básicos sobre la inversión y la bolsa, el siguiente paso es seguir atendiendo algunas de las preguntas clásicas que se pueden realizar los iniciados en el mundo de los mercados. Sobre todo, para tener claros los factores más esenciales y no incurrir en prácticas que puedan ser nocivas para la economía doméstica.
¿Qué hacer para aprender a invertir en bolsa?
Leer. Formación. Leer. Formación. Y así sucesivamente… Podríamos estar horas escribiendo sobre qué hacer para aprender a invertir en bolsa, pero no hay mejor resumen que tengas la mente abierta para ampliar los conocimientos. ¿Cómo? Hay muchos libros de grandes inversores exitosos que te pueden servir de referencia: Benjamin Garaham, John Bogle, Robert T. Kiyosaki…
Es importante conocer cómo funciona el análisis técnico. Al menos unas nociones básicas. Principalmente, porque se aprende a entender la evolución de los gráficos de muchas acciones de compañías cotizadas.
Y lo mismo con el análisis fundamental, que trata de establecer el valor teórico de la acción (precio objetivo) de una empresa y de anticipar cuál será su futuro comportamiento en la bolsa de valores, basándose en el estudio detallado de toda la información económico-financiera disponible de la empresa (ingresos, beneficios, deuda etc.).
Pero más allá de la lectura, es posible recurrir a algunos cursos de formación. Investigar a través de internet y, sobre todo, observar si tienen buenos comentarios.
¿Se pueden comprar partes de una acción?
Sí, el inversor puede comprar partes de una acción. Es lo que se conoce popularmente en el maravilloso mundo del mercado como acciones fraccionadas. Consiste en una fracción de una acción completa. Dependiendo de la compañía en la que inviertas o del bróker que utilices, es posible comprar una porción de un valor que cotiza en la bolsa.
De este modo, cuesta 100 euros, y solo se tienen 25 euros para invertir, es posible obtener una cuarta parte de esa acción. Como si se tiene apetito para un cuarto de tomate, pero no para uno entero. De este modo, es posible invertir en la empresa, pero no necesitas esperar hasta haber ahorrado lo suficiente para comprar una acción completa.
Sin embargo, hay exclusiones. Es necesario consultar al bróker con el que operar o a un asesor financiero para ver si se dan las circunstancias para poder hacerlo.
Si se invierte en acciones, ¿se es dueño de la empresa?
Cuando se construye una cartera de inversiones y se invierte dinero, se hace a través de la compra de acciones. Estas no son más que la adquisición de un pequeño pedacito de la empresa. ¿Esto que quiere decir? Básicamente en que, en parte, el inversor se convierte en dueño de la compañía.
No obstante, eso no implica ser Jeff Bezos, presidente y fundador de Amazon, o en Amancio Ortega, fundador de Inditex. Simplemente, se posee una pequeña parte de derechos de esa firma en la que se ha empleado el capital.
Con acciones ya compradas, ¿se puede cambiar de bróker?
La respuesta es que sí. Esto se conoce como una orden de traspaso de valores. Esta tiene como objetivo trasladar un conjunto de valores (acciones) de un bróker a otro. Esto puede ser porque la entidad a la que queremos movernos ofrezca comisiones más baratas.
Este traslado de las acciones que se han comprado lo debe hacer siempre el titular de la cuenta de valores, y la operación suele tardar entre tres o cuatro días hábiles.
¿Qué requisitos hay? Pues básicamente es un paso no muy complicado. Primeramente, es necesario entregar un extracto de la posición global de la cartera de valores en la que aparezcan los siguientes datos: titularidad de la cartera, número de cuenta de valores origen, concepto de las acciones (títulos a intercambiar y número de estas), que las dos cuentas (origen y destino) tengan la misma titularidad, e indicar si la totalidad de las acciones en la cartera son nacionales o no.
¿Tengo que pagar impuestos por invertir en acciones?
No es oro todo lo que reluce cunado, se invierte dinero en la bolsa. Fundamentalmente, porque luego llega la declaración del IRPF, en el que afectan las ganancias patrimoniales de las inversiones que se hayan realizado. Como no podía ser de otra manera, cuando se consiguen beneficios o pérdidas de nuestras inversiones, tenemos que declararlas a la Agencia Tributaria.
En la actualidad, la fiscalidad de todos los productos de inversión se mantiene en los mismos tramos que se llevan aplicando desde el año 2016. Esto quiere decir que los beneficios de hasta 6.000 euros tributan por el 19%, entre 6.000 euros y hasta 50.000 euros, al 21%, y a partir de 50.000 euros, al 23%. Esto se hace en el momento de hacer la declaración de la Renta.
La “buena” noticia está en que la Agencia Tributaria permite compensar las pérdidas y ganancias patrimoniales para que solo pagues impuestos por los beneficios reales que has tenido por tus inversiones. Hablando en plata, que el dinero que se haya perdido con una inversión se restará a lo que se ha ganado y solo se tributará por la diferencia entre ambas.