Inversión. Crecimiento. Monedas. Dinero
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Todos hemos escuchado alguna vez las anécdotas de nuestros mayores (y no tan mayores) donde nos cuentan que con unas pocas pesetas podían ir al cine, comer un bocata y aún les sobraba algo para una cerveza. También recordamos lo poco que nos costaba llenar el depósito de nuestro primer coche o cuánto ha subido el precio de los pisos en los últimos 20 años. Sí, es la inflación y no es un concepto nuevo. Sin embargo, es posible que no sepamos hasta qué punto se está comiendo, de forma lenta y silenciosa, el dinero que hemos podido ahorrar.

Desde pequeños se nos inculca guardar dinero en una hucha, pero no se nos explica qué pasa con el valor de ese dinero que hemos ido guardando. Si los precios no subieran con el tiempo, si no existiera la inflación, podríamos aceptar que guardar el dinero a buen recaudo, “bajo el colchón”, podría ser incluso una buena idea. Sin embargo, vivimos en tiempos en los que los bancos ya no ofrecen apenas remuneración en las cuentas de ahorro, es decir, el “guardar” dinero en un banco no es buen negocio. ¿Por qué?  Si el dinero pierde valor cada día, ¿qué sentido tiene tener nuestros ahorros parados en un banco?

Para saber cómo ha evolucionado nuestro dinero, tenemos que acudir al Índice de Precios de Consumo, el famoso IPC, que mide la variación media de los precios de una cesta de bienes y servicios a lo largo del tiempo. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), desde 2011, los precios han subido un 12,2 %. Es decir, si mirásemos al ahorro como un método de inversión, habríamos perdido un 12,2 % de poder adquisitivo, aunque nuestra cantidad de euros no hubiera cambiado. En 2021, la tasa interanual se ha disparado hasta un 5,4 %, su nivel más alto en 29 años.

¿Cómo podemos proteger nuestro dinero contra la inflación? El porcentaje que afecta negativamente a nuestros ahorros sigue aumentando lentamente. Y no tiene pinta que quiera dejar de hacerlo. De hecho, si organismos como la FED (Reserva Federal) o el BCE (Banco Central Europeo) continúan “imprimiendo dinero”, esta situación no cambiará en el corto o medio plazo. ¿Hay alguna esperanza? Sí: invertir en cualquier activo que pueda superar esa inflación y generar rentabilidades. Obviamente, la estrategia de inversión variará según las necesidades de cada persona, y también habrá que tener en cuenta factores como la aversión al riesgo y la necesidad de liquidez de cada uno.

Dar el paso de ahorrar a invertir no es fácil para muchos. De hecho, hasta ahora incluso parecía complicado o poco amigable tener que acudir a un empleado en una sucursal (o incluso por teléfono) que te sugería en qué invertir. No sólo por la molestia de tener que encontrar un hueco en tu agenda y adaptarte a su horario, sino porque es lógico pensar que dicho profesional ofrecerá exclusivamente los productos de la entidad para l que trabaja.

Sin embargo, la inversión no tiene por qué ser complicada. Y, desde luego, no es necesario acudir a un banco. Hoy hay plataformas seguras de inversión digital como Bitpanda, que ofrece opciones de inversión para cualquier presupuesto y apetito de riesgo, las 24 horas del día y en sólo unos clics. Si tienes un smartphone y 25 euros, tienes acceso a los mercados financieros, ya sea que prefieras en invertir en activos volátiles como las criptomonedas o en conservadores como el oro. Sin un vendedor o comercial de banca que te oriente hacia un activo del que quizás no sepas mucho, es cada persona la que debe informarse y conocer qué opciones existen actualmente en el mercado, su trayectoria y su futuro. Muchos aún tienen miedo a la incertidumbre y a la posibilidad de perder su capital al invertir (sin importar el activo), y es comprensible. Sin embargo, esa incertidumbre disminuye con educación financiera, pues hemos de entender que al no invertir, aceptamos la certeza de que nuestros ahorros perderán valor cada día.

Dispuestos a invertir para combatir la inflación, habrá que tener en cuenta los activos con más retorno, aquellos que nos generen más rentabilidad con nuestro dinero. ¿Cuál es el mejor activo financiero de la década comprendida entre 2010-2020? Bitcoin. Obviamente en 2010 fueron pocos los que pudieron beneficiarse de un retorno cercano al 230% anualizado (con una inversión en 2010 de 100 dólares hoy tendrías más de 9 millones de dólares) ya que era un activo muy desconocido entonces. Además, la volatilidad sigue siendo una de las grandes barreras para aquellos que aún no han decidido entrar en las criptodivisas. Sin embargo, proyectos como Bitcoin y el resto del espacio cripto es mucho más que activos financieros, es toda una industria de innovación tecnológica que se está construyendo en estos momentos.

Estos activos digitales y los proyectos que los sustentan ofrecen una alternativa real a los productos bancarios, de inversión y tecnológicos tradicionales. Una de las principales ventajas es que en la búsqueda por entender qué es una blockchain, un token, la inflación o la deflación, la educación financiera y la inversión (por pequeña que sea) ya se están abriendo paso en la vida de muchas personas que nunca se habían interesado por ahorrar o invertir hasta hace poco.

*Alejandro Zala, country manager de Bitpanda España