En la COP26 de Glasgow, los líderes políticos de todo el mundo se reunieron para acordar formas de acelerar los esfuerzos globales para cumplir con las obligaciones acordadas en el Acuerdo de París y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Se habló mucho de lograr la neutralidad del carbono y de la transición a las energías renovables. De hecho, es importante, ya que el paso a la energía renovable puede abordar alrededor del 55% de las emisiones. Pero, ¿de dónde saldrá el otro 45%?
Pues bien, las estimaciones actuales señalan que los cambios en la forma de fabricar y utilizar los coches, la ropa, los alimentos y otros productos son la fuente del 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). De hecho, en la COP26 hubo representantes de muchas marcas de consumo mundiales en la conferencia, que discutieron soluciones innovadoras diseñadas para cerrar el círculo de los valiosos recursos naturales a través de la legislación y los incentivos.
La proliferación de bienes y materiales baratos de usar y tirar es un subproducto negativo clave de la economía lineal, simbolizado para muchos por las numerosas imágenes de kilómetros y kilómetros de plástico flotando en medio del océano.
La creación de beneficios en la economía lineal se basa en la venta del mayor número posible de productos fabricados con los materiales más baratos disponibles y en su sustitución por nuevas versiones a la primera oportunidad. Para lograr el cambio a una economía circular, los mercados de consumo tendrán que centrarse en los productos duraderos de siempre, fabricados con materiales de buena calidad y que duren más tiempo.
Hay numerosos ejemplos de que esto ya está ocurriendo, como Thrilling, que fomenta los mercados de ropa vintage de segunda mano, Algramo, que implementa sistemas de envasado reutilizable para productos básicos del hogar como el detergente, y HomeBiogas, que convierte los restos de comida en energía limpia.
Algunas empresas también están experimentando con productos que pueden repararse a sí mismos, como el cuero y los materiales de construcción autorreparables. Los científicos han experimentado con la incorporación de sulfoaluminato de calcio en materiales a base de cemento, para cerrar las grietas que puedan aparecer posteriormente. La empresa estadounidense SAS Nanotechnologies ha inventado microcápsulas autorreparadoras en la pintura que actúan como pigmento anticorrosivo
Otro enfoque para prolongar la vida útil tanto de los productos como de las materias primas es la modularidad: crear productos con un número limitado de componentes estandarizados y fáciles de separar que puedan sustituirse o recombinarse para hacer nuevos productos. La empresa holandesa Fairphone ha creado un teléfono inteligente diseñado para durar mucho más tiempo que el dispositivo típico, porque los usuarios pueden sustituir fácilmente sus propias pantallas, baterías y otras piezas cuando se rompen, se desgastan o se quedan obsoletas. Se anima a los compradores a devolver los Fairphones o cualquier otro smartphone viejo en la caja vacía, y recibirán un reembolso o un descuento.
El desmontaje para la reutilización o el reciclaje es más fácil si los productos son «monomateriales» -fabricados con un solo material- o al menos con el menor número de materiales necesarios. La empresa alemana Metro, que gestiona clubes de almacenes sólo para socios, se ha comprometido a utilizar monomateriales en sus envases siempre que sea posible para mejorar la reciclabilidad, con el objetivo declarado de «apoyar el enfoque de la economía circular». Esto requiere un fuerte gasto en I+D, pero las empresas químicas y de ingeniería están respondiendo a esta demanda. Por ejemplo, la alemana Siemens, el fabricante español de maquinaria Bossar Packaging y la empresa estadounidense de envases Scholle IPN han desarrollado una técnica para fabricar film monomaterial reciclable. El movimiento de la moda ecológica, cada vez más clamoroso, pide que se fabriquen más prendas de algodón puro, nylon puro u otros materiales únicos.
También hay empresas que trabajan en productos de «desmontaje activo». Joseph Chiodo, un inventor que dirige una empresa llamada Active Disassembly Research, ha ideado, por ejemplo, un tornillo que pierde la rosca cuando se calienta. Ha trabajado con Mitsubishi Heavy Industries, Sony y Nokia en proyectos de investigación en este campo.
El paso a la economía circular es una megatendencia estructural que puede beneficiar a empresas e inversores por igual. La creciente preocupación por el cambio climático, la eficiencia en el uso de la energía y los recursos y la gestión de los residuos ha dado lugar a nuevas industrias enteras que han dado nueva vida a las empresas existentes y han dado lugar a otras nuevas. También existe un fuerte incentivo de mercado para que las empresas adopten la economía circular antes que sus competidores. Y cuanto más rápido ocurra, mejor será para nuestro planeta y para el futuro de la humanidad.
*David Czupryna es director de Desarrollo ESG de Candriam.