La transición hacia un mundo más sostenible es uno de los retos globales más desafiantes a los que se han enfrentado las sociedades, las economías y los mercados desde la Revolución Industrial. La revolución de la industrialización «verde» podría crear nuevas oportunidades para que los inversores -según su perfil de riesgo- apoyen esta transformación. Los ETFs ESG de Xtrackers pueden ayudar a acceder a estas oportunidades.
La industrialización verde
Con la llamada Industrialización Verde, el mundo se enfrenta probablemente al mayor proceso de transformación económica de los últimos 150 años. Muchas tecnologías y modelos de negocio establecidos deben adaptarse o podrían ser sustituidos por nuevos procesos más respetuosos con los recursos y la sostenibilidad.
Como una de las mayores gestoras de activos del mundo, DWS es consciente de su responsabilidad en el apoyo de iniciativas sostenibles, a través de un diálogo activo con las empresas y un mayor foco en las inversiones sostenibles. Sin embargo, la sostenibilidad va más allá del medioambiente. Aunque la descarbonización de la economía es un componente clave de la industrialización verde, los aspectos sociales y de gobernanza también podrían desempeñar un cierto papel en el proceso.
Inversión sostenible: mucho más que sólo el medioambiente
Cuando nos referimos al término «sostenibilidad», la primera asociación que tiene la mayoría de las personas es la protección del clima. También pueden pensar en la agricultura ecológica o la conservación de especies. Pero el tema de la sostenibilidad es mucho más que la protección del medioambiente, como indica la abreviatura ESG (conocida como Environment, Social & Governance). Las tres letras representan los tres aspectos de la sostenibilidad: además de la E de «ecología o medioambiente», la S representa el elemento «social», y la G la «gobernanza», que se refiere a los principios de buen gobierno corporativo. La consideración de los tres criterios es la base de las inversiones sostenibles.
E de ecología y el medioambiente
La «E» se centra en la conducta de las empresas que afecta al medioambiente. Incluye aspectos como el cumplimiento de las directrices medioambientales; la gestión eficiente de los recursos; los procesos de producción y distribución respetuosos con el medioambiente; y, especialmente, la reducción de las emisiones de carbono, mediante el uso de fuentes de energía alternativas, por ejemplo. Por tanto, la gestión sostenible no sólo se enfoca en el bien común, sino que también puede contribuir al éxito de la empresa. Y es que las empresas que no adopten ninguna medida para reducir las emisiones de carbono, conservar el agua o garantizar la seguridad minera, por ejemplo, podrían enfrentarse a sanciones gubernamentales o reglamentarias, a procesos penales o a daños en su reputación. Son puntos que podrían representar riesgos potenciales para la empresa y, por tanto, también para sus accionistas.
S de social: el comportamiento social puede ser recompensado.
La «S» tiene en cuenta criterios sociales en la evaluación de una empresa. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, las buenas condiciones de trabajo y la remuneración justa; el cumplimiento de la legislación laboral y las directrices contra la discriminación; las oportunidades de educación y formación; así como la composición y el índice de rotación de la plantilla. Las cadenas de suministro, la protección de los consumidores y la responsabilidad de los productos también se examinan bajo esta categoría. Las empresas con elevadas normas sociales suelen tener más éxito a la hora de ganarse la confianza y la lealtad a largo plazo de los empleados y los clientes*. Esto, a su vez, puede contribuir a un modelo de negocio resistente, que podría aumentar las perspectivas de éxito de las empresas, incluso en los mercados de renta variable.
*the-esg-advantage-exploring-links-to-corporate-financial-performance-april-8-2019.pdf (spglobal.com)
G de gobernanza: la ética empresarial en el punto de mira
La «G» de ESG examina el aspecto del gobierno corporativo y sus efectos en la rentabilidad sostenible y a largo plazo de las empresas. Trata de cuestiones como: ¿Qué directrices existen para combatir el soborno, la corrupción y el fraude, y cómo se aplican? ¿Es adecuada la remuneración del consejo de administración y se presenta de forma transparente? ¿Qué derechos tienen los accionistas? ¿Qué grado de transparencia tiene la empresa a la hora de informar sobre sus actividades comerciales en sus informes anuales y de sostenibilidad? La «G» es de vital importancia para evaluar las perspectivas y los riesgos de una empresa. Las empresas que están muy por debajo de la media en el ámbito del buen gobierno pueden ser más propensas a la mala gestión o a los escándalos. Además, una mala puntuación en materia de gobernanza puede afectar negativamente a los factores «E» y «S» de una empresa.
Los ETFs de Xtrackers y la sostenibilidad: una combinación con futuro
La sostenibilidad significa cambio: cuanto más activamente demos forma a este cambio, más éxito tendremos en el proceso.
Los inversores pueden apoyar indirectamente este proceso de transformación ejerciendo sus derechos de voto y realizando inversiones específicas en empresas que cumplan las normas ESG. De este modo, pueden realizar, por ejemplo, inversiones de impacto a través de ETFs de bonos corporativos verdes o inversión en compañías cotizadas que apoyan la mitigación de las emisiones de CO2 y que tienen elevadas credenciales en ESG.
Con Xtrackers, DWS ofrece una gama de ETFs de renta variable y renta fija sostenibles que los inversores pueden utilizar para realizar inversiones de acuerdo con su perfil de riesgo, al tiempo que fomentan una transformación sostenible.
*César Muro es head of Passive Sales Spain & Portugal del DWS Group.