Eso recogía la teoría clásica sobre la naturaleza del dinero en la Riqueza de las Naciones, en la que Adam Smith, considerado el padre de la economía política moderna, comparaba el dinero con el capital fijo, algo productivo, pero caro de fabricar y mantener. Entonces frente al dinero metálico, el papel-moneda presentaba la gran ventaja de realizar importantes ahorros a la economía.
En la comprensión de la naturaleza del dinero siempre ha existido diferencias irreconciliables entre los economistas: el dinero como medio de cambio, como mercancía, como reserva de metales preciosos en las acorazadas cámaras de los bancos, como unidad de cuenta, como medio de pago… eso versa la historia de la teoría monetaria. No obstante, no hay duda de la utilidad del dinero.
Dos siglos y medio después de Smith, el dinero representa un activo financiero para quien lo tiene en su poder. Los propietarios del dinero buscan producir beneficios, pensamiento capitalista que nos conduce a una realidad en la que “cualquiera puede crear dinero y de hecho lo hacemos de forma inconsciente constantemente”, según el economista Stuart Medina.
Afrontamos el paso del dinero contante y sonante —el dinero Fiat emitido y validado de forma legal por un gobierno— al empoderamiento del dinero como activo digital inmerso en la cuarta revolución industrial, en la que asistimos a la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas que está modificando la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos y llegamos al dinero soberano, gobernado por nosotros mismos, sin conformismo e inacción.
Henry Ford se anticipó en 1921, al imaginar una moneda energética como base de un nuevo sistema monetario. Las pretensiones del padre de las cadenas de producción modernas no prosperaron. No obstante, sentaron las bases del cambio de mentalidad: una nueva moneda serviría para impedir que las élites bancarias controlasen la riqueza global.
“Está bien que la gente de la nación no entienda nuestro sistema bancario y monetario porque, si fuera el caso, creo que habría una revolución antes de mañana por la mañana”; desde luego un gran visionario predecesor de Satoshi Nakamoto, creador del Bitcoin, la primera y más poderosa criptomoneda en el mundo.
En la actualidad, existen más de 18,8 millones de bitcoins en circulación a nivel global, 900 bitcoins por día. «Este número cambia cada 10 minutos cuando nuevos bloques son minados. Ahora mismo, cada nuevo bloque añade 12,5 bitcoins en circulación», según Buybitcoinworldwide.com. El 19 de octubre de 2021, se ha marcado un nuevo hito en la industria cripto con la aprobación por parte de la SEC del primer Exchange-Trade Fund, ProShares Bitcoin Strategy ETF. Bitcoin superó los 66 mil dólares, un nuevo máximo histórico.
Existen más de 9.800 criptomonedas, según CoinGecko, y las más conocidas: Bitcoin, Ethereum, Tether, Polkadot, Cardano, Binance Coin, Litecoin, Dogecoin van cotizando al alza haciendo gala de que el criptomundo ya está aquí. En este contexto, hay que valorar que un atributo del dinero es su grado de aceptación y las criptomonedas son cada vez más populares entre inversores institucionales y minoristas. Las criptodivisas llevan entre nosotros más de 10 años, pero no ha sido hasta hace bien poco cuando han empezado a entrar en vigor leyes que están intentando crear un marco legal, concretamente en Europa.
Según Javier Castro-Acuña, business controller de Bitnovo, “La aprobación del ETF de futuros es un paso más para traer Bitcoin a la normalidad. Va a permitir que cualquiera pueda tener exposición directa a esta cripto a través de mercados y herramientas tradicionales y reguladas”.
En esta línea, Alberto Gordo, cofundador de Protein Capital, resalta “se trata de un activo nuevo que genera desconfianza evidentemente por su desconocimiento y al inversor final hay que darle seguridad de que este tipo de activos, en manos de buenos gestores, van a ser capaces de mitigar los riesgos”.
La reducción del miedo a las regulaciones se acerca España va dando pasos con el registro de proveedores de criptoactivos previsto hasta finales de enero de 2022. ¿Serán las criptomonedas un medio para conservar la riqueza financiera? Desde luego ya no se trata de unos cuantos frikis seguidores de Nakamoto, los bancos tradicionales que tiraban piedras contra las cripto, ahora también las quieren tener en su propio tejado.
*Cristina Murgas es directora de Comunicación, Área Financiera e Institucional de QUUM.