The Laundromat, dirigida por Steven Soderbergh y escrita por Scott Z Burns, es, sobre todo, una comedia negra; una tragicomedia protagonizada por desdichados personajes, como la viuda Ellen Martin (Meryl Streep), que pierde a su marido en un accidente de ferry y que busca una compensación por parte del seguro. Involuntariamente, Ellen se sitúa así en la casilla de salida de un intrincado laberinto de paraísos fiscales, fraude fiscal, lavado de dinero y empresas fantasma en las que nadie es responsable de nada.
Pero The Laundromat también es el intento de mostrar las consecuencias de las lagunas de una fiscalidad demasiado laxa en un mundo global. Inspirada en el libro Secrecy World: Inside the Panama Papers del periodista ganador del Pulitzer, Jake Bernstein, la película nos introduce en el mundo de las sociedades offshore que dejó al descubierto la filtración de los Papeles de Panamá en 2016.
Más de 11,5 millones de documentos internos del despacho de abogados panameño Mossack Fonseca –uno de los principales creadores de empresas pantalla en el mundo– fueron filtrados de manera anónima y exponen a políticos y empresarios de todo el mundo que eludieron millones de euros en impuestos gracias a la creación de este tipo de compañías.
Los dos abogados fundadores de la firma, Jürgen Mossack y Ramón Fonseca (in- terpretados por Gary Oldman y Antonio
Banderas, respectivamente), nos conducen por las diferentes historias de elusión y evasión fiscal, donde las actividades legales e ilegales se diluyen en una realidad compleja en la que, como reconoció el propio Barack Obama cuando el escándalo salió a la luz, muchas de las operaciones en paraísos fiscales son “legales” y ese es “precisamente el problema” para combatirlas.
Sin embargo, aunque legales, las sociedades offshore muchas veces ocultan tras de sí financiación de actividades ilegales, un sistema tributario injusto y nefastas con- secuencias para ciudadanos o inversores incautos, como pone de manifiesto la película distribuida por Netflix. ¿Qué lecciones podemos sacar de las historias de The Laundromat a la hora de invertir?
1. Nadie vende duros a cuatro pesetas
Esta expresión popular es una clara ad- vertencia a aquellos que buscan gangas y es una de las principales pautas que da la película. Uno de los organizadores del viaje en ferry, en el que el marido de Ellen pierde la vida, decidió contratar el seguro más barato que encontró sin hacerse más preguntas: “Solo quería comprar lo que necesitaba por menos dinero”, se queja. “Solo quería ahorrar”.
Fue su único pecado, pero lo hizo sin pararse a pensar por qué Monarch, la compañía de seguros, le ofrecía una póliza tan barata, y sin saber con quién estaba contra- tando realmente el seguro. No era más que una entidad de un conglomerado de aseguradoras pantalla cuyo rastro desapareció en el momento del accidente.
Antes de aceptar cualquier chollo, no olvides de asegurarte de que lo que vas a comprar tiene la misma calidad y presenta las mismas garantías que aquellas ofertas de mayor precio. Si no, como dice también otro refrán, lo barato te acabará saliendo caro
2. Conoce a la contraparte en un contrato
A la hora de contratar una póliza, una hipoteca, o cualquier otro servicio financiero, es fundamental que conozcas quién está al otro lado del contrato. El crédito, explican Mossack y Fonseca en los primeros minutos, “es la conjugación del tiempo futuro del lenguaje del dinero”. Con crédito puedes “pedirle prestado al futuro” y es un canalizador fundamental del ahorro en la economía.
Pero, cuidado, un exceso del flujo de crédito es tan perjudicial para la economía como su escasez y puede llevar a peligrosas burbujas de activos, como ya hemos vivido en la reciente crisis financiera. Así, un inversor no profesional puede depositar su dinero en firmas o productos financieros de alto riesgo o, directamente, en estafas, como la que vivió el organizador del viaje en ferry con una aseguradora escondida detrás de un grupo de empresas offshore, y que, en realidad, nunca existió.
Las sociedades ‘offshore’, aunque legales, muchas veces ocultan financiación de actividades ilegales
La viuda Ellen se embarca en la bús- queda de los responsables del accidente del ferry pero pronto descubre que no puede demandar a las personas culpables de la negligencia que mató a su marido porque sus reaseguradores están ocultos detrás de una compañía fantasma en la isla caribeña de Nevis.
Por eso, es fundamental conocer siempre lo que estás contratando y todos los términos del contrato. Esquemas financieros como estos son los primeros en desplomarse si estalla una crisis o la incertidumbre se adueña de los mercados, del mismo modo que la careta de los estafadores cayó en el momento en el que se produjo el improbable accidente de ferry en el que viajaban Ellen y su marido.
3. En finanzas, las cosas no son siempre lo que parecen: la importancia de los fundamentales
En otra de las historias de la película, un empresario africano corrupto, interpretado por Nonso Anozie, ofrece acciones al por- tador como soborno para tapar una infideli- dad, muy útiles en los esquemas de evasión fiscal por su confidencialidad. La sorpresa llega cuando, al canjearlas, esas participa- ciones del capital social de la compañía ape- nas valen un puñado de euros.
Claramente, la receptora que aceptó ese soborno desconocía que eso pudiera su- ceder. Una primera lección que podemos sacar de esta historia es la necesidad de ro- dearse siempre de un buen asesor financie- ro. El análisis de un experto puede evitar- nos algún que otro disgusto.
Un segundo consejo, aún más importante, es la necesidad de fijarse en los elementos que sostienen una compra o una apuesta por un valor. Al final, una buena inversión no solo se apoya en la coyuntura sino, sobre todo, en los fundamentales de la misma. Por ello, es importante conocer los valores, empresas y sectores en los que se va a invertir. Una inversión de futuro descansará siempre en la capacidad de un activo o una compañía de generar valor. Todo lo demás podría convertirse, antes o después, en humo.
4. El valor de la privacidad en la era de la información
Una de las características de las sociedades offshore que proliferan en los principales paraísos fiscales de todo el planeta es la privacidad que permiten mantener a aquellos que depositan sus riquezas en ellas.
Mossack y Fonseca, o sea Oldman y Banderas, explican en el largometraje lo fácil que resulta para cualquier millonario –y por supuesto para cualquiera de los 2.000 multimillonarios que hay en el mundo– alojar buena parte de su patrimonio en sociedades fantasma, que no necesitan ni local ni empleados, ni fabricar u ofrecer bienes y servicios, sino tan solo un nombre, un email y un apartado de correos en medio del océano: Sheychelles, las Islas Vírgenes, etc. O, incluso, países de la UE como Chipre, y estados de EEUU, como Delaware o Nevada. Un gestor de patrimonio les asesora para crear estas sociedades que permiten eludir el pago de impuestos en los países en los que residen y/o tienen su actividad.
La importancia de la privacidad está omnipresente a lo largo de todo el largometraje. En otros pasajes, vemos cómo Ellen no puede acceder a la identidad de personas que van a comprar su piso: llegan, ofrecen el doble del precio del piso en efectivo y le arrebatan la posibilidad de vivir en él de un plumazo. En otro fragmento, nos cuentan una historia de tráfico de órganos en China, amenazas y sobornos donde el que tiene información tiene poder.
5. El imperativo de poner freno a la elusión y evasión fiscal
Este esquema de elusión de impuestos a través de la creación de sociedades offshore en paraísos fiscales es legal –a diferencia de la evasión fiscal, que sí está tipificada– y es posible gracias a la falta de cooperación entre los diferentes países del mundo, a pesar de los intentos de la OCDE.
Si bien es cierto que, recientemente, se ha alcanzado un acuerdo para crear un nuevo marco fiscal internacional por parte de 130 economías que representan más del 90% del PIB mundial, la falta de voluntad política para frenar estas prácticas y la competencia fiscal a la baja entre países han llevado a un aumento enorme de la desigualdad, lo se ha convertido ya en una de las principales amenazas para la democracia occidental, como muestran los estudios de economistas como Emmanuel Saez y Gabriel Zucman.
En 2018, como se contextualiza en la propia película, 60 de las mayores compañías de EEUU no pagaron impuestos sobre unos ingresos de 79.000 millones de dólares. Todo ello afecta a las inversiones y lleva a sistemas fiscales más injustos, una creciente disparidad de renta y al debilitamiento del Estado.
En cualquier caso, se podría haber aprovechado la oportunidad para explicar con mayor profundidad el funcionamiento de las sociedades offshore y el uso de testaferros. En lo que no deja lugar a dudas es en el llamamiento que exige poner freno a estas prácticas, en las que Mossack Fonseca solo era uno de los muchos protagonistas.