“La típica víctima de la locura de inversión no es necesariamente un desventurado profesor de escuela o un dentista crédulo. Socios de firmas de Wall Street, banqueros, abogados y directores de grandes corporaciones se ven atrapados en estos días en elaboradas estafas de inversión. EE UU sufre la epidemia más devastadora de estafas inversoras de toda su historia”.
Oliver Stone apenas tardaría un par de años en estrenar su película ‘Wall Street’, pero ya en 1985 ‘Forbes’ llevaba a su portada el preocupante asunto de los grandes negocios que terminaban por resultar pufos impresionantes que dejaban en la ruina a quienes creyeron ver en ellos grandes oportunidades.