Harold M. Lambert / Getty.
Harold M. Lambert / Getty.

La pregunta de cómo será el hospital del futuro es una constante entre los profesionales sanitarios. “Se hablaba hace cincuenta años, hace diez y se habla ahora. Y esta pregunta se plantea porque, en cada momento, el hospital se configura por diferentes variables que se van cambiando y que permiten explicar cómo es un hospital a lo largo de la historia”, afirma José León Paniagua, doctor arquitecto del Instituto de Salud Carlos III.

Estas variables están relacionadas con la organización sanitaria, con la tecnología que se usa o la demanda de la población, tal y como ha puesto de manifiesto la exposición liderada por Reinier de Graaf, de la oficina de Koolhaas, OMA, en el Matadero de Madrid. Un factor común, como recuerda León Paniagua, es que la medicina es universal y todos los hospitales deben responder a la atención sanitaria.

El modelo de hospital, como subraya, ha variado: en el siglo XIX se organizaba en pabellones y tiene su origen en el Hotel Dieu de Paris, que fue fundado en el año 651 y reformado en 1772. “Se incorporaron entonces los conocimientos de la Ilustración, con espacio libre y jardines entre los diferentes pabellones. Ahora se tiene muy en cuenta factores ambientales como qué vistas van a tener los pacientes y el personal, qué orientación va a tener el edificio para tener luz natural y otras variables que permiten que los usuarios disfruten de esta arquitectura, como el caso del Hospital Universitario Central de Asturias o el Hospital Universitario Karolinska”, describe.

“Estamos pasando de hospitales pensados para enfermedades agudas, centrados en resolver infecciones, a hospitales pensados para tratar a pacientes crónicos. Y estamos cambiando las especialidades médicas que trabajan en los hospitales: antes había unas pocas y ahora hay mucha más especialización, lo que conlleva que se ha ido abandonando el modelo de grandes hospitales en los centros de las ciudades. Ahora se sitúan en las afueras, son más pequeños, tienen menos camas y refieren a hospitales más grandes y de mayor complejidad, que es donde hay más especialistas”, detalla José Soto, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa).

Hospitales innovadores

León Paniagua recalca que el hospital “es un organismo de tal fuerza que tiende a atraer la innovación de todo tipo, no solo clínica”. Aunque existen tendencias comunes en la construcción de nuevos hospitales, opina que la pandemia “puede modificarlas y reforzar algunas que ya se están haciendo, como una flexibilidad que permita que un espacio inicialmente destinado a otro propósito se pueda convertir en un área de atención a pacientes. Quizá, los nuevos proyectos deberían tener dibujada esa transformación, aunque finalmente no se produzca”. Por eso cree es importante que disponga de suelo disponible, “pensando en posibles ampliaciones y reformas. Este aspecto ha sido un poco olvidado”.

En esta ocasión, con la pandemia, considera que la transformación “ha sido sub-estándar”, atendiendo a pacientes críticos en instalaciones, como hospitales hinchables, carpas o cafeterías de hospital, “que no cumplían con los estándares de una UCI”.   

Otro aspecto que opina que se desarrollará en el futuro es del área ambulatoria, incluyendo los hospitales de día y la cirugía mayor ambulatoria. Esto va a implicar la disminución de la estancia media de los pacientes en los hospitales “aunque no todos tienen esta estructura, que precisa de muchos recursos y que será, en los próximos diez años, el centro del hospital del futuro”. La tendencia creciente a que los pacientes estén cada vez mejor informados también tendrá un impacto en el funcionamiento, así como la medicina predictiva.

Menos camas, mejor organización

Para Soto, la reducción de camas se debe a la mejor organización y a la implantación de la tecnología para el diagnóstico y tratamiento. “Hemos incorporado recursos humanos distintos, cada vez más se contratan profesionales acostumbrados a trabajar con tecnología como ingenieros biomédicos, podólogos, terapeutas ocupacionales, optometristas…”, enumera.

La flexibilidad de las infraestructuras es la principal lección aprendida en la pandemia

En su opinión, las tendencias que se impondrán son la concentración de los servicios de Urgencias en los hospitales y el papel creciente de la atención tanto de Primaria como de hospitalaria en los domicilios, “convirtiendo los hogares en un espacio de recuperación y curación, ya que en nuestras casas hay menor riesgo de infecciones o de complicaciones”. Este aspecto implicará una mayor coordinación, con procesos integrados entre Atención Primaria  y especializada y mejores resultados.

“Serán tele-hospitales, con seguimiento telefónico y por dispositivos como tablets, con telemedicina que permitirá que la recuperación finalice en casa del paciente. Y será clave la transformación digital y la inteligencia artificial para el manejo seguro, rápido, eficaz y actualizado en tiempo real de los miles de millones de datos generados”, advierte.

Por último, no debe olvidarse que es fundamental la humanización de los hospitales y la labor de educación para la salud. “Lo hemos visto ahora, en la pandemia: los pacientes son personas que deben ser tratadas con dignidad. Por eso debe permitirse que sus familiares les trasladen su cariño y cercanía, con programas de acompañamiento para los profesionales. En los hospitales tendemos a poner en marcha objetivos de desarrollo sostenible y de responsabilidad social corporativa: derribamos las barreras para encontrarnos con la sociedad y hacer educación para la salud y prevención de la enfermedad. Sin olvidar nuestras funciones docentes e investigadoras, que cada vez tendrán más peso y que estarán muy integradas con la función asistencial”, concluye.