En los innumerables artículos que desde hace 40 años se han ido escribiendo sobre la Movida madrileña José Carlos Sánchez, “Charlie”, nunca ha figurado entre sus protagonistas. Y lo ha sido de primer orden. Teclista del quinteto madrileño Alphaville y trompetista de Los Iniciados, dos formaciones de estilos muy distintos pero de similar enfoque intelectual –el nombre de los primeros hacía referencia a una de las películas de Jean-Luc Godard, y los segundos mezclaban música y teatro, y devoción por el dramaturgo Alfred Jarry–, se convirtió por los inescrutables giros del destino en socio y trabajador de la principal compañía discográfica independiente de entonces, Discos Radiactivos Organizados (DRO) que, con el paso de los años se fusionaría con otras dos, GASA y Twins, antes de ser adquiridas en 1993 por la potentísima multinacional estadounidense Warner Music International.
La recién nacida división española de la multinacional se terminaría llamando Warner Music Iberia y “Charlie” sería su presidente desde 2007 hasta el pasado mes de julio. Ahora vuelve a los orígenes, creando una nueva discográfica independiente, Metales Preciosos Música & Discos.
En el mundillo de la industria musical sorprendió su salida de Warner. ¿A qué se debió?
Fue el fin de una etapa de 38 años. Son las decisiones que toman las corporaciones y, como siempre he dicho, y tú me habrás oído muchas veces decir, en cualquier momento te mandan al banquillo. Da igual si se estás haciendo mal, bien o regular, son esas cosas que pasan. No puedo decir nada malo porque he aprendido un montón, empecé de músico y allí aprendí una profesión.
¿Cómo es posible que una persona sin formación empresarial terminara convirtiéndose en presidente de Warner España durante 14 años?
Entré de casualidad en una compañía cuando ésta se estaba formando. Pero una vez dicho esto, enseguida me di cuenta de que eso era lo que más me gusta del mundo: crear discos.
Los discos los hacen los músicos y los productores, los ingenieros de grabación y tal, y a mí me gustó participar en ese proceso de selección. Pero hay algo que nadie valora, de lo que no se habla mucho: cuando se termina un disco alguien tiene que salir a promocionarlo y venderlo, y eso era, entonces, lo que yo hacía. Y lo hacía porque me emocionaba con los buenos discos que teníamos.
Lo que sí que creo que hice bien fue que no me limité a trabajar en mi puesto laboral, sino que me fui formando de forma alternativa. Había empezado haciendo labores de promoción y luego pasé a ser el responsable de internacional, porque me había tomado la molestia de aprender inglés mientras seguía conduciendo trenes de metro.
¿Y de ahí a la presidencia?
A continuación, como no sabía marketing, me puse a estudiar marketing con otra compañera de DRO, Evelyn Harte: al principio, como no teníamos dinero para pagarnos el curso oficial, asistíamos de “oyentes” a los cursos de la Saint Louis University en el campus de Madrid, en torno a 1986 o 1987. Y paralelamente a irte formando vas adquiriendo, mediante el trabajo diario, el saber hacer y vas entendiendo cómo funciona una compañía independiente. Luego, cuando entramos a formar parte de Warner, porque les vendimos nuestras acciones entre 1992 y 1993, empiezas a entender cómo funciona el mundo de la corporación y cómo funciona Warner Music Group, que es una compañía muy, muy peculiar.
Vas aprendiendo a hacer ese trabajo y, por una mezcla de estar en el momento adecuado, en el sitio adecuado y tener mentores como Saúl Tagarro, presidente de Warner Music durante casi dos décadas, que es la persona que a mí más me ha enseñado, y compañeros de viaje como los que he tenido, llega un momento en el que te encuentras como presidente de una corporación. Y en el momento en el que eres presidente de una corporación, lo siguiente que vas a ser es expresidente.
¿Y cuándo decides empezar otra vez de cero, creando nuevamente una compañía discográfica independiente?
Precisamente, fue Saúl Tagarro quien me animó a hacerlo, porque cuando sales te quedas un poco descolocado. Así que, después de pensarlo unos meses, decidí que esto es lo que sé hacer. Y, sobre todo, lo que estoy viendo es que hay mucho talento y eso genera una oportunidad.
Hay mucha gente de entre 20 y 30 años que está haciendo una música excelente y me he encontrado con una generación que cada día me sorprende. Es un momento en la historia de la música que me parece que es una muy buena oportunidad de empezar, sobre todo si se tiene la experiencia. Muchas veces he pensado… “¡si hubiera sabido en 1984 o 1985 todo lo que sé ahora!”. Lo primero, no hubiéramos vendido la empresa a Warner en 1992 o 1993 (risas): nos hubiéramos esperado. Lo que quiero hacer de alguna manera es aportar mi experiencia a todos estos artistas con los que estoy trabajando, que son jóvenes.
¿Cuál es la estructura de Metales Preciosos?
Todos formamos parte del accionariado. Estamos en el inicio y ya hemos fichado varios artistas: Fac & Jara, Kike M., Luis Fercán y Ly Raine. Queremos trabajar con 10 o 12 como mucho. Y en la parte empresarial, después de varias conversaciones, firmé con Universal Music Group porque me propusieron algo que me resultaba interesante. Ellos ejercen como mi socio industrial. Nosotros establecemos el marketing, la filosofía, la manera de hacer las cosas y Universal pone todo el backoffice, la distribución, todo lo que es servicio.