Los datos de IDC, que se publicaron la semana pasada, sugieren que el crecimiento del mercado de teléfonos inteligentes sólo será del 1,6% en 2016 frente a 2015, año en el que se vendieron 1,46 millones de teléfonos. Pero hay algo aún peor. En las regiones más desarrolladas –Estados Unidos, Canadá, Japón y Europa Occidental- el IDC proyecta que el crecimiento va a seguir disminuyendo. Un modesto crecimiento sucederá en lo que llamamos los “mercados emergentes”.
Los consumidores están cada vez más satisfechos con sus smartphones, lo que implica un menor número de personas dispuestos a comprar nuevos dispositivos. Los fabricantes de teléfonos inteligentes están intentando estimular a la gente a cambiar con mucha frecuencia los teléfonos, como en el caso de Apple, que está muy centrado en las actualizaciones de programas de iPhone.
IDC vislumbra una luz en el horizonte: gracias a la realidad virtual impulsada por dispositivos como el Samsung Gear VR o la plataforma de Google Daydream, que requieren móviles para trabajar, se proyecta que habrá una mayor demanda de teléfonos con pantallas más grandes, lo que podría impulsar mejoras en los teléfonos inteligentes.
Aún así, salvo otro cambio revolucionario en el mercado de teléfonos inteligentes, parece que la historia está prácticamente terminada y la demanda se va a quedar estable. Hay que recordar que Apple está planeando una gran actualización iPhone para marcar su décimo aniversario, así que tal vez ahí esté el quid de la cuestión y todo se repita.