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The Grefg: «Llegué a tener más ‘no me gustas’ que ‘me gustas’. Aprendí de mis errores»

The Grefg viste traje cruzado, camisa y corbata de Giorgio Armani. Foto: Papo Waisman
The Grefg viste traje cruzado, camisa y corbata de Giorgio Armani. Foto: Papo Waisman

Cuando aún estaba en el instituto, llegó a cobrar más dinero desde su habitación que sus padres en sus trabajos convencionales. Para muchos habría sido suficiente, pero David Cánovas se dio cuenta de que –aunque implicara un esfuerzo aún mayor– volcarse en crear una marca propia le reportaría más beneficios en el largo plazo. Hoy podría retirarse y vivir de su patrimonio, pero The Grefg tiene la cabeza puesta en cómo superar su récord de 2,4 millones de espectadores simultáneos –la marca con la que entró en el libro de los Guinness– con un directo desde el espacio.

PREGUNTA. ¿Por qué The Grefg?

RESPUESTA. Me encantaría tener una historia súper épica e interesante sobre este nombre, pero la realidad es que no significa absolutamente nada. Es una palabra inventada que se generó aleatoriamente al crear el nombre de un jugador online en la primera consola que tuve. Puso “Grefg”, tal cual, y yo le añadí el “The”.

P. ¿Qué le ofrece el mundo virtual que no le da la vida real?

R. Una conexión instantánea con el mundo. En la vida real todo pasa más lento, pero en la virtual es instantáneo y tienes todo a tu alcance en cualquier momento. Los amigos que más valoro y la gente más cercana que tengo hoy en día la he conocido gracias al mundo virtual y a Internet.

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P. ¿Cómo separa lo privado de lo público? Habrá cosas que no querrá compartir…

R. Es verdad que comparto prácticamente toda mi vida y la gente sabe dónde estoy o lo que estoy haciendo, pero no puedes mostrar toda tu vida personal, porque si no te quedas vacío y no te queda nada para ti y para tu intimidad.

The Grefg viste un traje y camisa de Louis Vuitton y zapatillas de Adidas. Foto: Papo Waisman
The Grefg viste un traje y camisa de Louis Vuitton y zapatillas de Adidas. Foto: Papo Waisman

P. ¿Alguna vez le ha pasado? ¿Sentirse expuesto?

R. Un momento duro fue cuando me escribió mi padre un WhatsApp en el que decía que mi abuelo había fallecido. Estaba en directo. Lo cerré y dije “chicos me tengo que ir, ha pasado una cosa…”. Mi vida me tocó en directo y la gente vio cómo me cambió la cara. Además, ese día murió también mi abuela. Fue algo duro para mí.

P. Desde su punto de vista, ¿cómo ha cambiado la industria del entretenimiento?

R. Se intenta construir una guerra entre los medios de comunicación [y los streamers], y creo que tanto la televisión como Youtube van increíblemente bien y tienen su público, pero sí es cierto que hay tendencias. La tendencia hoy es crear mucho más contenido en directo –por ejemplo, en Twitch–, pero eso no significa que Youtube vaya a desaparecer o que la gente esté migrando. Todo convive y se complementa en un ambiente de entretenimiento audiovisual. También creo que entre la gente joven tiende a Internet, hacia lo digital y hacia los directos, y que esto va a crecer más en los próximos años.

Cuando entré en Team Heretics, había menos de cinco personas y estaba valorado en 100.000 euros. Hoy tenemos más de 50 trabajadores y el club está valorado en 20 millones

P. ¿En qué momento se dio cuenta de que podía vivir de esto?

R. De lo primero que me di cuenta es de que para vivir de esto tenías que tener mucha repercusión. Era consciente de lo difícil que era conseguirlo, pero no me lo tomé como algo que me desarmara, sino como una motivación. El momento en el que vi que podía dedicarme a esto cuando iba al instituto. Haciendo vídeos desde mi habitación llegué a cobrar más que el sueldo de mi madre o de mi padre. Cuando ese dinero llegó a casa les dije: “Bueno, me habéis apoyado, aunque habéis desconfiado un poco porque esto es muy nuevo y tal, pero mirad esto. Aquí ha llegado cierto dinero que demuestra que lo que estoy haciendo tiene algo detrás y genera una repercusión muy grande”.

The Grefg viste traje cruzado, camisa y corbata de Giorgio Armani. Foto: Papo Waisman
The Grefg viste traje cruzado, camisa y corbata de Giorgio Armani. Foto: Papo Waisman

P. ¿Y cómo surgió la visión empresarial que lo ha llevado hasta donde está ahora?

R. Me di cuenta de que, con mi influencia, en vez de trabajar para una marca y que esa marca me pagara a mí, podía crear una marca propia que me reportara mucho más beneficio, aunque me llevara más trabajo. Después surgió la oportunidad de participar en Team Heretics, que habían fundado tres amigos míos. Cuando entré había menos de cinco personas y estaba valorado en unos 100.000 euros. A día de hoy, tenemos más de 50 trabajadores, el Club está valorado en 20 millones de euros y somos el quinto equipo de e-sports a nivel mundial. Somos un club innovador porque no nos centramos sólo en la competición, sino en generar contenido y ofrecer entretenimiento. A día de hoy tengo que reconocer que Team Heretics es mi inversión empresarial más importante.

P. Ya que hablamos de inversiones, y como vive en el mundo digital, ¿invierte en criptomoneda?

R. Sí, tengo inversión en criptomoneda y hay gente que me asesora en este sentido, porque prefiero rodearme de personas que saben de diferentes temas para no perder el foco, a lo que me dedico y lo que me ha hecho grande, y que es por lo que me conocen. Podría decir que tengo invertido un 5% de mi patrimonio en criptomoneda, pero no sabría decir todos los nombres. Dejémoslo en que tengo Bitcoin seguro y las demás prefiero mantenerlas un poco en secreto.

P. Se fue a vivir a Andorra hace cuatro años. ¿Qué opina de la reciente polémica sobre la fuga fiscal de los youtubers?

R. Lo he intentado transmitir en varias ocasiones. La gente tiene que comprender que el teletrabajo es cada vez más común y cada vez es más posible que las personas se vayan a vivir a diferentes países o regiones por motivos económicos, fiscales o simplemente porque les gusta. Últimamente, se ha puesto el foco en los youtubers, pero hay muchos otros profesionales que lo hacen. Yo me fui hace cuatro años por una causa fiscal, y no lo escondo, pero para mi sorpresa Andorra me ha aportado un estilo de vida que no cambiaría. No es sólo por lo económico, es donde quiero vivir a día de hoy, porque estoy cómodo para hacer mis directos, porque me permite practicar deporte y por la seguridad y tranquilidad que hay. Echo de menos a mi familia, pero espero poder llevármelos pronto a Andorra y que ya no me falte nada allí. Si hoy en España me pusieran los mismos impuestos que en Andorra ya no volvería; estoy genial allí.

“Se ha puesto el foco en los youtubers, pero hay otros profesionales que se van a vivir a diferentes países por motivos económicos, fiscales o porque les gusta”

P. Describe una vida idílica, ¿es todo como parece en la pantalla?

R. Cuando tienes la suerte de que algo que te gusta tanto y que llevas practicando desde pequeño se convierte en tu trabajo es algo muy bonito, pero que te cambia el chip. Quizás baja un poco la parte de diversión y sube la de obligación. Eso no quiere decir que no me guste ni mucho menos, estoy encantado. Pero he llegado al punto de que si estoy jugando y no estoy retransmitiendo, compartiendo o sacándole cierta productividad al juego a través de mis canales, llego a sentirme mal y me parece que estoy perdiendo el tiempo.

“Lo más valioso que hago con mi trabajo es ayudar a otras personas a evadirse de sus problemas”

P. Así que pasa muchas horas pensando en sus vídeos.

R. Durante un directo ya estoy pensando en el vídeo que voy a sacar después o en el directo del día siguiente o el post que voy a subir a Instagram o lo que voy a tuitear. Mi cabeza está directamente conectada a las redes y sin darme cuenta está trabajando en el contenido que puedo crear. Un día de lo más normal para mí sería levantarme, comer, hacer algo de ejercicio, ponerme en directo, salir a cenar con mis amigos y mi chica, Gema, preparar el vídeo del día siguiente e irme a dormir.

P. ¿Cómo hace para desconectar después de ese chute de emoción y adrenalina?

R. Hay una sensación curiosa cuando le doy al botón de parar el directo. Son muchas horas sin parar de hablar, chatear, poner música y jugar, todo a la vez, y cuando paro la retransmisión es como ¡pum!, la calma, un silencio absoluto. Impacta. La vuelta a la realidad de estar solo en tu habitación, en silencio. Alguna vez he derrochado tanta energía en directo, que, al terminar, me he quedado dormido en la posición en la que le he dado al botón.

“Llegué a tener más ‘dislikes’ que ‘likes’ en un vídeo con cientos de miles de visitas. Esto para un youtuber es impensable”

P. ¿Y compensa?

R. Lo más valioso que hago con mi trabajo es ayudar a otras personas a evadirse de sus problemas. Hay gente que a lo mejor tiene un día de mierda y se pone un directo mío o un vídeo mío y se olvida de sus problemas y se lo pasa fantásticamente bien. Al final, todo lo que hago es para entretener, para que la gente se lo pase bien, para que disfrute conmigo.

P. ¿Entretener a millones de personas conlleva también una responsabilidad?

R. Con los años he aprendido que tengo una responsabilidad pedagógica importante y que tengo que inculcar buenos valores. Intento ofrecer consejos, porque sé que mucha parte de mi público es joven y que lo que yo digo se lo toma muy en serio. Aunque pueda parecer muy loco, pueden hacer más caso al streamer o al youtuber que ven que a sus propios padres o al profesor. Todo lo que transmito lo siento de verdad y si doy buenos consejos es porque yo me los he aplicado antes y sé que funcionan.

The Grefg con un 'total look' de Adidas y la sudadera del Club Heretics. Foto: Papo Waisman
The Grefg con un ‘total look’ de Adidas y la sudadera del Club Heretics. Foto: Papo Waisman
The Grefg con un ‘total look’ de Adidas y la sudadera del Club Heretics. Foto: Papo Waisman

P. ¿Siempre fue así de bueno?

R. Me ha llegado la fama con 20 años, he ganado pasta con 20 años. No me considero ni el más talentoso, ni el más inteligente, ni el que mejor juega, ni el que mejor comenta; pero sí me considero una persona que se interesa constantemente por mejorar y por reinventarse. Hace 10 años, era un chaval que se ponía un micro e intentaba comentar sus partidas, y no le salía porque no lo había hecho nunca. Tenía mi acento murciano, una voz de pito espectacular y era la primera vez que me sentaba a hacer algo así.

Cuando eres joven y tienes dinero y te está viendo mucha gente, tienes todo el derecho a equivocarte y yo he tenido grandes fallos en mi carrera. Ha habido épocas en las que tenía muchos haters, gente a la que no le gustaban mis actos, y con toda la razón porque había hecho vídeos y cosas muy criticables. Llegué a tener más dislikes que likes en un vídeo con cientos de miles de visitas, más “no me gusta” que “me gusta”. Esto para un youtuber es impensable. Al verme tan hundido, uno de los momentos más emocionantes fue el decirme que la única forma de solucionar aquello era empezar a hacer las cosas bien de verdad. Hacer buenos actos y mejorar mi contenido para que fuera respetado. He cometido muchos errores en el pasado y gracias a ellos he aprendido y ahora hago un contenido que le gusta a la gente.

P. Y ahora, ¿por qué cree que tiene tantos seguidores?

R. La respuesta es sencilla, aunque la justificación es más difícil. Porque la gente se lo pasa bien conmigo y porque disfruta. Ahora bien, analizar por qué entretiene un creador de contenido es muy difícil, porque hay muchas empresas y personas que han intentado dedicarse a esto y no es fácil. No hay una clave o unos pasos a seguir para que la gente te vea. Considero que hago un montón de cosas mal y un montón de cosas bien, como mi forma de hablar o de dinamizar. También he intentado siempre jugar a juegos que sean una combinación entre lo que me gusta y lo que pueda ser viral. Hay que estar siempre atento a todo para poder mejorar.

Mi primera consola fue la Gameboy Advance y el juego que me hizo enamorarme de los videojuegos fue Super Mario Bros. Con Call of Duty: Modern Warfare 3 me animé a ser youtuber

P. ¿Con qué juego empezó? ¿Cuáles le han marcado más?

P. No recuerdo la edad a la que empecé a jugar a videojuegos, quizás tendría 8 años. Mi primera consola fue la Gameboy Advance y el juego que me hizo enamorarme de los videojuegos fue Super Mario Bros. A partir de ahí me compraron la PlayStation 2, luego la Xbox 360 y luego tuve muchísimos juegos que me marcaron, pero con el que me animé a ser creador de contenido y youtuber fue Call of Duty: Modern Warfare 3. Fue la primera vez que veía a youtubers compartiendo sus partidas y a mí me interesaba y me divertía verlas. Pensé: “Esta gente se puede dedicar a esto”. Además de Call of Duty, me han marcado Geometry Dash, Clash Royal y Fortnite. También ha habido algunos pasajeros, como la moda de Among Us.

P. ¿Qué le gustaría estar haciendo en 10 años?

R. Parece lejano, pero no creo que en 10 años haya perdido las ganas de seguir haciendo esto. Quizás esté compartiendo otro tipo de contenido, pero creo que seguiré entreteniendo a la gente y haciendo vídeos y directos. Podría retirarme y vivir con el dinero que tengo o gestionar mis inversiones, pero creo que enseguida lo echaría de menos.

Una de las cosas que más me enorgullece es haber conseguido el récord Guiness de 2,4 millones de espectadores en directo al presentar mi propia skin de Fornite

P. ¿De qué logro se siente más orgulloso?

R. De haber conseguido dedicarme a esto sin que nadie me haya ayudado. He estado prácticamente solo durante toda mi carrera y nunca ha venido nadie muy grande a darme una oportunidad o un momento de máxima exposición. Todo han sido booms que me he generado yo mismo. Por supuesto, una de las cosas que más me enorgullece es haber conseguido el récord Guiness de 2,4 millones de espectadores en directo al presentar mi propia skin de Fortnite. Fue una locura. Llegó un momento en que mi cuerpo estaba tan emocionado que entró como en un estado de stand by, porque era tanta la exposición y la cantidad de gente que mi cerebro petó y pensé: “Esto no puede ser verdad”. Ha sido el momento más impactante de mi carrera.

P. ¿Cuál sería su siguiente objetivo?

R. Ir al espacio en directo. Siempre he pensado que hay que tener un siguiente escalón al que llegar porque si te quedas sin objetivos para superar, te acabas muriendo y pierdes esa ambición. He conseguido muchas cosas, pero siempre se puede llegar más lejos. Me gustaría ir al espacio para superar el récord de mi skin en Fortnite.

P. ¿Qué tal será el wifi en el espacio?

R. Hmm… Aún no sé cómo lo haremos.

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