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Las causas principales por las que fallan las startups

Las causas principales por las que fallan las startups

Emprender es un camino empedrado, pero maravilloso según dicen los que lo han probado. Sin embargo, el fracaso siempre está al acecho. Las cosas siempre pueden salir mal, pero eso no quiere decir que no podamos seguir adelante. ¿Lo más importante? Tener determinación y ponerle pasión. ¿Y qué más puede fallar? Te lo contamos en esta fotogalería.

Las causas principales por las que fallan las startups

Iniciar una empresa sin amar lo que haces. Comenzar una empresa porque es la moda entre tus conocidos o porque quieres hacer dinero no es la mejor motivación. Cuando las cosas vayan mal, la motivación que te da hacer algo que adoras será una gasolina que no tengas.

Las causas principales por las que fallan las startups

Querer ganar dinero de la noche a la mañana. El dinero no cae del cielo y el esfuerzo tiene que ser constante. Las cosas no suelen ir rápido y quizá pase más de un año hasta que la empresa empiece a dar beneficios, por eso, si tienes prisa por ganar dinero, quizá montar una startup no es la mejor forma de conseguirlo.

Las causas principales por las que fallan las startups

No estudiar a la competencia y al mercado. Antes de emprender hay que saber en qué fracasaron los que hicieron lo mismo que queremos hacer nosotros, a quién nos enfrentamos y cómo está el mercado en el que operaremos. Lanzar una empresa a ciegas no es buena idea y hay cosas que podemos evitar sólo con observar suficiente.

Las causas principales por las que fallan las startups

Desistir al primer fracaso. Las victorias rara vez se presentan a la primera, así que la paciencia es clave a la hora de aprender. Hay muchos emprendedores que tiran la toalla a la primera de cambio y esa no es la actitud para llegar al éxito. A base de pruebas y errores se llega a la perfección, es complicado alcanzarla a la primera.

Las causas principales por las que fallan las startups

Empeñarse ciegamente en algo. A veces la ilusión y el exceso de entusiasmo juegan malas pasadas a los emprendedores. Antes decíamos que había que poner pasión y amar lo que se hace, pero como todo, en su justa medida. No podemos cegarnos por nuestras ideas y dejar de lado la realidad. A veces, simplemente, no es el momento.

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