Las filiales estadounidenses de Banco Santander y Deutsche Bank han suspendido, por segundo año consecutivo, el test de estrés al que la Reserva Federal (Fed) somete anualmente a los 33 bancos más grandes de Estados Unidos. La prueba, que se basa en resultados tanto cuantitativos como cualitativos, trata de medir la capacidad de reacción ante una eventual crisis de las subsidiarias que gestionan activos de más de 50.000 millones de dólares.
¿El objetivo? Evitar una hecatombe similar a la que se desató con la caída de Lehman Brothers en 2008. Daniel Tarullo, gobernador de la Fed, ha reconocido en un comunicado que “durante los seis años que llevan realizándose estas pruebas, las compañías participantes han reforzado sus posiciones de capital y mejorado su capacidad a la hora de gestionar riesgos”, y que “el progreso en ambas áreas seguirá mejorando la resistencia de los bancos más grandes del país”.
Por lo que respecta a la filial estadounidense de Banco Santander, la Fed ha justificado el suspenso alegando que, pese a que se han realizado algunos progresos, “la compañía sigue teniendo problemas materiales de supervisión sin resolver que minan críticamente su proceso de planificación de capital”. Los reguladores hablan de “deficiencias en su marco de gestión de riesgos y funciones de monitorización así como en sus procesos de análisis en contextos de estrés, controles internos, gobierno y supervisión”. En conclusión, el banco central estadounidense considera que todos estos problemas “limitan la dependencia del Santander Holdings USA en su planificación de capital y su habilidad para realizar una evaluación integral adecuada del mismo”.
En cuanto a Deutsche Bank Trust Corporation, la Fed ha explicado el suspenso refiriéndose a “problemas de supervisión materiales que minan su planificación de capital”. De hecho, los reguladores han criticado con dureza a la entidad al decir que los programas presentados por el banco no son “ni razonables ni apropiados dadas las deficiencias en su gestión de riesgo”.
Si Bank of America obtenía en 2015 un aprobado condicional, este año ha sido Morgan Stanley quien se verá obligado a volver a presentar su programa con las debilidades señaladas por los reguladores corregidas antes del 29 de diciembre.