Snapchat nos ha dado algo único. Es la red social que mejor emula la vida real y, por eso, ha captado la atención de varias generaciones: desde boomers hasta la incipiente generación Z. Los boomers y la generación X se crió en una sociedad en la que las conversaciones eran privadas. Cuando alguien quería reunirse con sus amigos, proponía el plan uno por uno hasta que todos estuvieran enterados. Y cuando estaban todos juntos había mucho de lo que hablar sin ninguna repercusión. Existía cierto misterio sobre la vida de los demás. Las relaciones eran algo íntimo.
La siguiente generación, la del Facebook, se ha criado de una manera muy distinta. Lo que dices es público, permanente, rastreable y propiedad de internet. Pero Snapchat es como la vida real. Se abre una conversación, se intercambia información y, acto seguido, desaparece para siempre. Todo lo intercambiado queda entre los que estaban invitados. Snapchat ha sabido quedarse con todo lo divertido de socializar.
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