Cuando hablas de ti mismo, todo el mundo espera que digas cosas buenas de ti, sobre tus productos o sobre tu servicio, por lo que todo lo que dices carece de mucho valor. El otro lado de la moneda, cuando otros dan fe de ti, es infinitamente más digno de confianza. Hoy en día, la gente va a creer más en la palabra de un extraño que esté en Internet que en todo lo que dices de ti mismo.
Crear relaciones con los clientes actuales no es fácil, pero es fundamental. Esto requiere tiempo y un gasto extra en recursos para esos compradores. Comprometerse en hacer feliz a los clientes que más están confiando en ti es una de las tareas más importantes. Ellos son los que ponen la comida en tu mesa, los que responden por ti y los que hablan de tus productos y servicios. Formas de fortalecer esas relaciones son eventos de agradecimiento, regalos inesperados o bonos mensuales.
Después de construir relaciones con tus clientes existentes, es hora de concentrarse en la experiencia del cliente. Tienes que preguntarte: “¿Cómo podemos dejar boquiabiertos a nuestros clientes, no sólo en la primera compra, sino cada vez que interactúes con ellos?” No hay mejor venta de ti mismo que la de una buena recomendación por parte de un cliente contento con tu servicio o producto.