¿Has ido al trabajo sintiéndote desconectado, desmotivado o emocionalmente agotado? No eres el único. Hoy en día, muchos profesionales experimentan una mayor insatisfacción laboral, desmotivación y agotamiento, a menudo porque se sienten atrapados en puestos que no les inspiran. A pesar de su deseo de marcharse, la dura competencia en el mercado laboral, los despidos y la incertidumbre les hacen sentir atrapados y asustados. Si alguna vez has estado en una relación insatisfactoria, eso es exactamente lo que se siente. No es que no te importe o que no quieras trabajar en ello. Es que estás agotado, sobrecargado y desconectado de la razón por la que sigues allí. Y es muy difícil dar lo mejor de ti mismo cuando tu desmotivación ha llegado a este punto.
Recientemente realicé una autoevaluación sobre el compromiso laboral para una universidad, y los participantes compartieron temas similares. Aquellos que se sentían muy comprometidos tenían tres cosas en común: entendían cómo su trabajo contribuía al panorama general, se sentían reconocidos por su esfuerzo y sentían que tenían un sistema de apoyo. Por otro lado, aquellos que se sentían desvinculados describían una falta de conexión con otros grupos o miembros del equipo, incertidumbre y falta de claridad y estructura. Si esto te suena familiar, quiero recordarte que, aunque parezca que no hay nada que puedas hacer al respecto, siempre hay algo que puedes hacer. Aquí tienes algunas ideas sobre lo que puedes controlar:
1) Da un paso atrás y reflexiona: ¿Es el trabajo o eres tú?
Empieza por revisar tu realidad cotidiana. ¿Qué momentos te dan energía y cuáles te la quitan? ¿Te sientes abrumado por la carga de trabajo, las expectativas poco claras o las fricciones interpersonales? ¿Sigues creyendo en el propósito de la organización o tu puesto simplemente ha dejado de encajar con tu personalidad?
A veces, la falta de compromiso proviene de una desalineación, no de la falta de esfuerzo. La solución no es hacer más, sino hacer más de lo que te importa. Pregúntate: si cambio de trabajo, ¿me seguirá acompañando este mismo sentimiento? Si la respuesta es sí, el problema podría ser interno: agotamiento, perfeccionismo o la necesidad de reconectar con tu propio propósito.
2) Reconecta con tu compromiso Ikigai
A través de mi investigación y mi trabajo como coach, he descubierto que las personas se sienten más comprometidas cuando sus tareas diarias se alinean con cinco factores fundamentales:
- Sientes que puedes gestionarlas: la carga de trabajo y las expectativas son realistas.
- Te apasionan: se alinean con tus intereses o valores.
- Eres bueno en ellas: utilizas tus fortalezas naturales.
- La gente las necesita: tu trabajo crea un valor visible para los demás.
- Los líderes ven el impacto: tus contribuciones se notan y se aprecian.
Cuando estas cinco áreas se superponen, has encontrado tu compromiso Ikigai, un concepto que he adaptado de la idea japonesa de Ikigai, que representa el equilibrio entre lo que te gusta, lo que se te da bien, lo que el mundo necesita y lo que te pueden pagar por hacer. En esta versión, la atención se centra en alinear tu trabajo diario con el significado, la capacidad y el reconocimiento.
3) Asume la responsabilidad de tu compromiso
La falta de compromiso no siempre significa que tengas que irte. A veces, se trata de asumir la responsabilidad de tu carrera profesional:
- Utiliza las 4 D para simplificar tu carga de trabajo. Echa un vistazo a tu lista de tareas pendientes y clasifícalas: hazlo ahora (Do Now) (tareas importantes y urgentes), más tarde (Do Later) (tareas importantes, pero que puedes programar para más adelante), delega (Delegate) (alguien más puede hacerlo, no se ajusta a tus puntos fuertes o no forma parte de tu función), elimina (Delete) (no es importante ahora, no es realmente urgente, puedes prescindir de ello).
- Marca pequeñas reuniones diarias con tus compañeros para reconstruir la confianza.
- Habla con tu jefe sobre tus objetivos y lo que te ayuda a rendir al máximo en el trabajo.
- Establece límites claros para proteger tu concentración y tu bienestar.
- Redefine cuáles son tus puntos fuertes: cómo se manifiestan actualmente en el trabajo y de qué otra manera te gustaría utilizarlos. ¿Tus mejores habilidades son visibles en tu puesto actual o están infrautilizadas?
4) Explora las opciones internas antes que las externas
Antes de abandonar el barco, mira dentro de tu organización actual. ¿Podrías pasar a otro equipo o proyecto que se ajuste mejor a tus habilidades y valores? ¿Podrías proponer una nueva iniciativa que reavive tu curiosidad? ¿Podrías buscar un mentor o un coach para aclarar tu dirección?
Si, tras una reflexión honesta, llegas a la conclusión de que tu propósito ya no se ajusta a la dirección de la empresa, tal vez sea el momento de plantearte nuevas oportunidades. A veces no es la opción perfecta, pero puedes probar otros puestos antes de dar un giro completo y aprender más sobre lo que quieres y lo que no quieres a largo plazo.
5) Reimagina tu jornada laboral ideal
Intenta imaginar tu trabajo ideal y tu experiencia diaria. Piensa en todo: los miembros de tu equipo, tu jefe (a menos que quieras ser el director general, ¡también está bien!), el tipo de proyectos en los que participas y el entorno que te rodea. ¿Se parece a tu trabajo actual o es completamente diferente? ¿Qué hay entre medias? ¿Qué funciona bien y qué no?
A veces, la diferencia entre la falta de compromiso y la satisfacción no es una nueva empresa, sino redescubrir cómo moldear tu puesto actual para que se ajuste al ideal.
La falta de compromiso no es un signo de fracaso, sino una señal de que estás buscando un cambio. Te invita a realinearte con tus fortalezas, tu propósito y las personas que te rodean. Ya sea que eso signifique reimaginar tu rol actual o avanzar hacia algo nuevo, lo importante es que te hagas cargo de tu propia reconexión.
