Las mezclas (terribles) de color
Las letras azul celeste sobre un fondo naranja se pueden leer, doy fe, pero además de que un cartel con semejante mezcla de colores es una horterada, hay que facilitar las cosas al cliente. Por favor, los carteles en colores que no requieran forzar la vista.
El aprovechamiento excesivo del espacio
Tu debería tener un nombre corto, sencillo y fácil de recordar, pero si esto no es así… Por favor, no trates de amontonar las letras para que quepan en el cartel. Separa en dos líneas, baja el tamaño de la fuente, pero no amontones las letras. Que se lea bien.
Las tipografías ilegibles (y poco adecuadas)
Sí, Comic Sans es legible, pero aunque tu negocio sea una escuela infantil, es poco adecuada para hacer un cartel con un mínimo de decencia y buen gusto. Dejando eso a un lado, aunque tengas un negocio medieval, si la tipografía del mismo estilo no se entiende bien, tienes que ajustarla. Las tipografías no sólo deben reflejar el espíritu de tu negocio, sino también ser legibles. Y olvida el estilo seriff para algo moderno.
El exceso de creatividad
Está muy bien combinar con dibujos, graffitis o cualquier otra expresión artística similar con el nombre de tu negocio en el cartel, pero no te olvides de que la gente ha de quedarse con el nombre. Facilítales la tarea, haz que resalte sobre el resto.
Los materiales (altamente) perecederos
Un cartel de madera es muy bonito, pero si tu negocio está en un lugar donde hace mucho frío, llueve mucho o, incluso, nieva mucho, quizá no es la mejor opción. A menos que estés dispuesto a tratarlo cada poco. Escoge materiales que se estropeen difícilmente. Que la fachada de tu negocio tenga siempre buen aspecto.