Las decisiones precipitadas empañan las buenas intenciones
El CEO de Gravity Payments, Dan Price, intentó de reducir la brecha salarias entre directores generales y trabajadores cuando anunció su plan para elevar el salario mínimo de la compañía a los 70.000 dólares, pero no le salió bien.
Price presentó el plan sin escuchar las preocupaciones de los empleados y amigos que le habían ayudado a construir la empresa, ni siquiera consultó al cofundador, su hermano, quien presentó una demanda dos semanas después de anunciarse el nuevo plan salarial. No sólo perdió a algunos empleados, sino también a algunos clientes.
Las cosas no siempre salen como uno quiere y por muy buenas intenciones que tengas, lo mejor es consultar a los que te rodean, sopesar bien lo negativo y lo positivo de cada medida y después ya, actuar en consecuencia a los resultados de esa primera valoración. Es decir, hacer exactamente todo lo que no hico Dan Price.
La métricas no son la panacea
Amazon lo sabe bien, puesto que pese a sus sistemas de puntuación internos, ha tenido una gran oleada de quejas entre sus trabajadores por las condiciones de trabajo y el funcionamiento de la empresa.
Una empresa debe vigilar concienzudamente que todo va bien y no fiarse solamente de encuestas y otras mediciones internas. Muchas veces los empleados rellenan este tipo de cuestionarios con datos poco objetivos o insignificantes para terminar rápido y los problemas no salen a flote.
En definitiva, es bueno recoger la opinión de los empleados y realizar métricas, pero también hay que encargarse de que exista retroalimentación entre la empresa y sus trabajadores y de que los problemas salgan a la luz y se resuelvan correctamente. Al fin y al cabo, la raíz de todo esto es un problema de comunicación, ya que los números no revelan aspectos como el compromiso, el rendimiento o las capacidades de los de trabajo reales de los empleados.
Lo ilimitado también tiene límites
Ofrecer vacaciones pagadas e ilimitadas se ha convertido en toda una moda. Compañías como General Electric o Neftlix han decidido que sus empleados tengan las vacaciones que ellos quieran si después dan sus frutos. Todo suena muy bonito y gratificante sobre el papel, pero la realidad puede ser bien distinta.
Se habla a menudo de que en Estados Unidos los trabajadores tienen muy poco tiempo de vacaciones y trabajan demasiado. Lo primero podría variar gracias a esta nueva medida, pero lo segundo podría seguir siendo igual por cuestión puramente sociológica. Es decir, el empleado cogería vacaciones, pero posiblemente se hincharía a trabajar la semana antes para dejar todo terminado o lo haría a la vuelta, entonces el problema del exceso de trabajo seguiría existiendo.
En definitiva, para tomar este tipo de medidas la empresa debería tener ya una cultura determinada implantada, por lo que las vacaciones ilimitadas se encontrarían ya de no tenerla, que es lo más normal, con la primera limitación.