El cambio del logo debe ser algo más que un cambio de imagen: has de tener una razón de peso para cambiar tu aspecto, no te dediques a “evolucionar” públicamente de forma periódica o puede que pierdas seriedad cuando realmente expongas una metamorfosis empresarial.
El efecto de tu nuevo logo no tiene por qué ser el mismo que el de otra empresa: piensa que juegas en una liga distinta, por eso no te inspires en la nueva imagen de Google si tu compañía trata de mecánica automovilística. No hay un reglamento fijo sobre cómo funciona una nueva estética.
Mantén la coherencia en tu negocio frente al cambio: una nueva imagen o logo no debe cambiar tu identidad. No subestimes la consistencia de esta evolución que es modificar tu imagen pública. Aprovecha esta estrategia para ampliar tus horizontes empresariales y ampliar tu mercado, ¡qué mejor momento!