1. Evita preguntar más de lo debido: todos sabemos que preguntar es bueno y que preguntando se llega hasta Roma, pero si Google maps te puede llevar a la capital italiana, ¿para qué preguntárselo a tu jefe? Intenta resolver tus dudas de forma solvente e independiente y si ya crees que no sabes darle salida, pregunta a un compañero o superior.
2. No dejes que el estrés te posea: es normal que en ocasiones la presión y el ritmo nuevo de trabajo para ti te afecte, pero no permitas que el estrés te haga sentirte lento, inútil o poco productivo. Si la impresora no funciona o unas cuentas no te cuadran, dale tiempo, siempre habrá segundas opciones e incluso terceras.
3. Demuestra que puedes aprender: acéptalo, vas a meter la pata en tus primeras semanas. Esto no es necesariamente malo, pero bajo esta situación vas a tener que demostrar que puedes aceptar tus errores, pedir perdón por ellos y aprender una lección que llevarás a cabo la próxima vez.
4. Enfócate en los objetivos empresariales: al principio deberás de seguir las pautas indicadas si salirte de la norma. Los objetivos que tu jefe te marquen deberán de ser los prioritarios en tu día a día, y así debes de verbalizarlo.
5. Sé creativo: posiblemente hagas bien tu trabajo, pero busca ir más allá y sorprender. Destacar es tu llave a un puesto futuro mejor, para ello deberás de pensar con diferentes perspectivas y ser creativo. Aporta y ofrece nuevas ideas, verás que aunque incluso no encajen con los planes establecidos, se valorará tu iniciativa.