1. Tu tiempo no significa nada para él. Un jefe que no respeta tus horarios de trabajo es un mandamás que necesita revisar sus procedimientos. Los “te envío luego el archivo” que nunca llegan pueden desesperar incluso al más paciente.
2. Olvida sus compromisos: “¿Cómo? ¿te debía una semana de vacaciones?”, “¿habíamos quedado en hablar de esto más tarde?”. No lo soportes, sabes que irá a peor.
3. Ignora tus necesidades. Así no tiene en cuenta tu posición u opiniones en tu puesto laboral. Un “¿Cómo viste este mes?” puede ayudar más de lo que cree.
4. El jefe no explica el “porqué” del trabajo. Esto ocurre cuando los trabajadores se alinean en su silla y no saben muy bien qué están haciendo.
5. Según él, cualquiera puede hacer tu trabajo. Se equivoca y házselo saber. Si cree esto, dile que su trabajo también podría ser sustituido por cualquiera.
6. No te consulta problemas en el ámbito que tú manejas. Si ves que pide otras opiniones cuando tú podrías darle una solución es porque teme quedar como alguien inferior frente a ti.
7. Roban tus ideas sin permiso. Muchos malos gestores llevan a cabo esta práctica que no hace sino demostrar que no están capacitados para tener gente a su cargo.
8. No piensa en cómo te puede afectar hacer algo. La empatía no forma parte de sus virtudes y no les preocupa cómo te sientas.
9. No reconoce tu contribución a la empresa. Si no sabe dar las gracias por un trabajo bien hecho, demuéstrales que te das a valer más de lo que creen y déjales a ellos tu trabajo “tan mal valorado”.
10. Tu jefe altera tu vida personal sin consideración. Una reunión un día antes de Navidad o un compromiso de última hora que te impide ir a la cita que tenías programada con tu familia. Este es el último gesto de falta de respeto que un jefe podría tener contigo.