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El programa del CEU que diseña el futuro de sus estudiantes desde el primer día

Diseña TU Futuro, impulsado por el Consejo Asesor de Empleabilidad del CEU, integra a directores de RRHH de empresas líderes con estudiantes para compartir sinergias y enseñarles a configurar su trayectoria desde el primer día.

Hay algo valiente en preguntarse qué viene después de la universidad. No en términos de ansiedad ni de prisa, sino como una forma de orientación: de saber para qué se estudia, hacia dónde se avanza. Bajo esa premisa nació el programa piloto Diseña TU Futuro, impulsado por el Consejo Asesor de Empleabilidad del CEU. Lo hizo en las tres universidades de la institución —Madrid, Barcelona y Sevilla—, reuniendo a más de 500 estudiantes de primer curso en un itinerario hecho de masterclasses, talleres y sesiones con profesionales. Una primera experiencia que, según ellos mismos, no solo iluminó caminos posibles, sino que ofreció la certeza de que los pasos que se dan hoy pueden tener eco en el mundo real.

Mientras tanto, el Consejo abría otros frentes de reflexión. Uno de los más urgentes: el impacto de la futura ley del Estatuto del Becario. ¿Qué ocurre si la buena intención normativa desincentiva las prácticas de calidad? ¿Quién escucha a quienes están aprendiendo dentro y fuera del aula? Desde las universidades CEU se planteó una defensa razonada: regular sí, pero sin ahogar. Porque el tránsito entre universidad y empresa necesita espacios flexibles, vivos, donde los estudiantes puedan probarse, equivocarse, corregir, crecer.

La inteligencia artificial fue otro de los grandes temas del curso. No como amenaza, sino como transformación inevitable. En las empresas, sí, pero también en las aulas. ¿Cómo formar en tiempos de algoritmos? ¿Cómo preservar lo humano —la empatía, el pensamiento crítico, la ética— en un entorno cada vez más automatizado? Surgieron propuestas, se dibujaron riesgos, se pensaron horizontes. El Consejo propuso incluso la creación de una comisión específica sobre IA, capaz de acompañar ese cambio sin simplificarlo. Porque entender la tecnología también exige comprender sus límites.

Los estudiantes forman parte activa del diseño de estrategias

Y entonces sucedió algo que ya estaba en el aire: los estudiantes pidieron la palabra. Así nació el nuevo Consejo Asesor de Empleabilidad de Estudiantes, compuesto por jóvenes de distintas titulaciones que ahora forman parte activa del diseño de estrategias. Ellos preguntan, proponen, corrigen. Se sientan junto a quienes dirigen empresas y trazan planes de futuro. Porque quizá la clave esté ahí: en reunir generaciones distintas para pensar, juntos, cómo será el mundo al que todos, antes o después, estamos por llegar.

El Consejo, que se mueve entre la prospectiva y la acción, ha entendido algo esencial: que preparar para el mercado laboral no es solo entrenar competencias, sino cultivar una manera de estar en el mundo. Que aprender a trabajar comienza con aprender a escuchar, a formular buenas preguntas, a cooperar. No basta con conocer las herramientas; hay que comprender los entornos, adaptarse a las reglas del juego… y también a su evolución constante.

Por eso, el programa piloto no solo se está evaluando, sino repensando. Entre los ajustes para el próximo curso están el refuerzo del sentimiento de comunidad, la flexibilización de horarios y una posible incorporación de estudiantes de cursos superiores que, por experiencia y cercanía con el mundo profesional, pueden ejercer como mentores informales. Porque a veces el mejor consejo no viene de quien más sabe, sino de quien acaba de pasar por lo mismo.

El diálogo con las empresas, clave

El diálogo con las empresas ha sido otro eje clave: sus aportaciones no se quedan en lo académico, se reflejan en dinámicas concretas de empleabilidad. Las compañías no solo participan como invitadas: co-diseñan sesiones, comparten casos reales, dan feedback sobre lo que buscan (y a veces no encuentran) en los recién graduados. Esta colaboración real, no formal, es lo que ha permitido que el Consejo evolucione de ser un foro de debate a un espacio de transformación.

El nuevo Consejo Asesor de Estudiantes viene a completar ese ecosistema. Ellos, que habitan la universidad desde dentro, aportan una mirada radicalmente distinta: no piden más teoría, sino más sentido; no reclaman soluciones, sino caminos. ¿Qué esperan de las empresas? ¿Qué necesitan de sus grados? ¿Qué vacíos detectan? Al escucharlos, el Consejo gana terreno donde más lo necesita: en la conexión con quienes están llamados a protagonizar el futuro.

En todo este proceso hay algo que no se puede medir, pero sí intuir: una voluntad genuina de cambio. El CEU no busca fórmulas mágicas ni titulares rápidos. Busca construir, con humildad y constancia, un puente entre el aula y el mundo. Un puente que no se impone, sino que se tiende. Que no promete certezas, pero sí preguntas bien formuladas. Al fin y al cabo, la empleabilidad no empieza en el último curso. Empieza —como tantas cosas importantes— cuando alguien, al comenzar, se atreve a mirar el después.