Conociendo a tu equipo
Si sabes, por decirlo de alguna manera, “de qué pie cojea” tu equipo, te será más sencillo saber si una idea puede o no encajar en sus planes. Encárgate de tantear el terreno, dejar caer algún supuesto y ver las reacciones.
Escuchando a los demás
Hay personas que no hablan mucho, pero lo poco que dicen es clave. Tienes que aprender a escuchar a los demás y tener en cuenta sus quejas, peticiones y deseos. Lo que dicen los demás puede ayudarte tanto a generar ideas como a descartarlas.
Siendo sincero
Si una idea tiene sus pros y sus contras, contar ambas cosas te proporcionará más credibilidad. Nadie cree a primera vista en las cosas que suenen excesivamente bien. La sinceridad puede ayudarte a ganar apoyo si la idea es realmente buena.
Hablando con convicción
Si tú no estás convencido de algo, será muy complicado hacer que los demás crean que tu idea es buena y la apoyen. Tienes que informarte bien, mantener la ilusión y transmitirlas cuando hables de tu proyecto.
Buscando una conexión emocional
Para esto debes conocer bien a tu equipo y saber cuál es su punto débil. Si la idea que propones puede ayudar a mejorar un aspecto que a todos os trae de cabeza, apela a ello, saca su lado más visceral.
Preparándote para todo
Una vez que vas a presentar tu idea, debes tener claro que siempre habrá quien que la cuestione o pregunte demasiado. Si conoces bien tu proyecto y confías en ti esto no debe ser un problema, pero prepárate para responder a todo tipo de preguntas.