Junto a los demás
El trabajo en equipo se hace en equipo, eso de repartir y cada cual por su lado sin reuniones ni apenas interacción no suele salir bien. Este es el primer paso para formar un equipo y conectar: trabajar juntos.
Identificando los problemas correctamente
Si hay un problema, al primero que debes mirar es a ti mismo. Igual no estás haciendo las cosas del todo bien. Trata de cambiar tu actitud y observar las reacciones del resto, si siguen igual es porque probablemente el problema no es tuyo.
Hablando a la cara a los compañeros
Cuando hay una mala relación o no se está de acuerdo con el trabajo de alguien, lo mejor es decírselo a esa persona. No obstante, depende del problema y la situación, si hay un supervisor, lo mejor es acudir primero a él, quizá el problema es tuyo y sin la ayuda de otros dos ojos no lo ves.
Motivando y ayudando a los demás
Si a alguien se le da especialmente mal su parte y tú le ayudas, se sentirá en deuda contigo y te ayudará si tú lo necesitas porque para él has sido un apoyo. Recuerda que el trabajo es en equipo y que si alguien trabaja a disgusto, un mal resultado provocado por ese decaimiento puede afectar a todo el equipo.
Celebrando el trabajo bien hecho
Cuando las cosas se hacen bien, hay que recompensarlas. A veces un simple “bien trabajado” junto a una sonrisa es la mejor de las recompensas para un compañero. Cuando se acaba un trabajo, si el resultado es bueno y se ve a los compañeros agradecidos, la tendencia es a querer trabajar de nuevo con ellos. Al final lo que cuentan son los hechos.