No te lleves los problemas de casa al trabajo
Lo más común es que nos recomienden lo contrario, pero no llevarse las cosas de la vida privada a la laboral también es muy importante. Si has discutido con alguien antes de salir de casa, tus compañeros no tienen la culpa. Cuando entres por la puerta de la oficina trátalos con normalidad. Desconecta de casa.
Introduce cosas que te gustan
Desde introducir técnicas de trabajo que a ti te parecen cómodas en tu rutina laboral, hasta ponerte una simple flor en el escritorio, todo lo que haga que estés más a gusto es un plus. Siempre y cuando no incomodes a los demás, adecuar tu trabajo a tu forma de ser y a tus preferencias es una manera de trabajar bien a gusto.
Aprende a negociar, sé empático
Tienes que aprender a ponerte en el lugar de los demás, a llegar a acuerdos. Si no te gusta trabajar en equipo, al menos intenta trabajar cordialmente. No hay nada peor que entrar en disputas con alguien del trabajo. Tienes que pasar muchas horas en ese lugar con esas personas, procura que sea sin malos rollos de por medio.
Comunícate con los demás
Muchas veces las cosas salen más en las empresas por la falta de comunicación. Ya lo dice el refrán, que es mejor prevenir que curar, así que ya sabes, si no controlas de algo, mejor que preguntes antes de liarla. Escuchar halagos es mucho más complicado que oír broncas, así que intenta que si tienes que escuchar algo de los demás sea bueno y no el revés.
Usa tu tiempo libre para desconectar
Si llega s ala oficina agotado, será muy fácil (y comprensible) que estés irritable, así que cuando tengas días o tiempo libre, descansa y desconecta. Volver con las pilas cargadas es más necesario de lo que crees. Ya no solo por el rendimiento, sino por el humor. La negatividad y las quejas minan la moral colectiva y agotan a los demás también. No solo a ti. Tenlo en cuenta.