Por lo general, los trabajadores tiene poco o nada que decir sobre el diseño de su oficina, pero en caso de poder elegir mínimamente, o de ser jefes y elegir todo, es importante saber qué elementos son los más adecuados en un buen espacio de trabajo ya que la productividad puede verse afectada.
Según Lifehack, lo más recomendable en una oficina es que haya luz natural. La sensación de agobio es menor si por alguna rendijita entra la luz del sol y si por la ventana se ve el mar, tu oficina ya sería la crème de la crème. Las plantas naturales también ayudan a crear una mayor sensación de vitalidad al igual que los colores claros, que transmiten una mayor sensación de paz y tranquilidad.
En cuanto a la distribución de las mesas, Lifehack asegura que la oficina-cubículo diseñada por Robert Propst en los años 60 hace más infelices a los trabajadores. No obstante, este modelo de distribución en compartimentos individuales tiene sus ventajas.
Los trabajadores de oficinas-cubículo sienten que tienen una mayor privacidad aunque realmente no la tengan y además son menos propicios a distraerse con los compañeros, aunque pueden buscar esa distracción en las redes sociales. El mayor inconveniente de todos: reducen el trabajo colaborativo, así que si quieres creatividad y colaboración en tu empresa, ni se te ocurra poner muros entre tus empleados.
Por su parte, las oficinas abiertas reducen los costes de mobiliario y favorecen el co-working, pero tienen otros inconvenientes, todo depende de los “sociales” que quieras que sean tus trabajadores. Es difícil que las personas trabajen codo con codo sin distraerse unas a otras, al final las conversaciones surgen y se elevan los decibelios, es natural.
La privacidad, como en las oficinas en cubículo, no existe en las oficinas abiertas y a veces el espacio individual es demasiado pequeño. Pero para los más recelosos de su privacidad laboral existen las oficinas a puerta cerrada. Por lo general este tipo de dependencias sueñen pertenecer a puestos de alta jerarquía dentro de las empresas, y también tienen sus inconvenientes.
Si un jefe sabe comunicarse no tendrá problema en tener una oficina totalmente individual, el problema viene cuando es introvertido o simplemente se cree demasiado superior como para pulular por la oficina y hablar con sus empleados. Lo más recomendable es dejar la puerta abierta, es la única manera de mantener un buen nivel de interacción dentro de la privacidad de la oficina individual.
Un punto a favor de las oficinas individuales, especialmente si pertenecen a altos mandos: los empleados se sienten menos observados, que es algo que según el tipo de empresa puede favorecer la creatividad y la productividad.