El trabajo precario nunca dio la felicidad, sin embargo, actualmente parece que nos conformamos con lo seguro, omitiendo la opción de que podemos aspirar a algo más grande y ostentoso. ¿Por qué arriesgar en nuestro puesto de trabajo?
Porque si no lo hacemos, nunca sabremos cómo de grande es nuestro potencial, lo que nos mantendría limitados el resto de nuestra vida. Además, si no decides apostar en los negocios, ¿esperas obtener unos beneficios apabullantes? Posiblemente no.
Por otro lado, la idea de arriesgar se asemeja normalmente a la de pérdida o fracaso, mientras que realmente este verbo ofrece todo lo contrario, solo has de dejar reposar la idea e invertir en lo que crees. Posiblemente no obtengas beneficios a corto plazo pero, ¿acaso Steve Jobs pensó en crear el iPod en los meses venideros tras crear Apple?
Arriesgar no es solo sinónimo de personalidad, sino que también te aportará unas características que, de no funcionar tu idea, te acompañarán el resto de tu vida: liderazgo grupal, conocimientos de ramas que jamás creíste que te servirían o los nervios y emociones de ver creer un proyecto propio y único.
¿Aún piensas en limitarte y dejar que tus ideas las lleven a cabo otros? No lo dudes, arriesga y vencerás.