1. ¿Dónde quedó la proactividad?
Una persona proactiva JAMÁS se aburre. Siempre busca una manera de seguir trabajando, de proponer nuevas cosas, de crear, de pensar, de hacerse notar… si empiezas a ser algo más proactivo en tu trabajo te darás cuenta de la cantidad de posibilidades que tienes para decirle “adiós” al aburrimiento.
2. ¿Qué fue de la pasión del primer día?
¿Dónde están las ganas que tenías? ¿Las ansias de crecer profesionalmente? Todo eso ahora se ha diluido para dar paso al aburrimiento… ¡Ponte las pilas! Recupera la ilusión del primer día que entraste en la empresa, busca nuevas formas de motivación y si es necesario habla con tus jefes o superiores para contarles que necesitas algo que despierte tu motivación, que anda “pelín” dormida…
3. ¿Dónde estás cuando se “cuece” un proyecto importante?
Quizá no estás siendo consciente de la cantidad de cosas que pasan en tu empresa en un solo día. Quizá no estás todo lo presente que deberías. O quizás no sabes venderte de cara a tus jefes para que cuenten contigo para nuevos retos y proyectos. ¿Te lo habías planteado alguna vez?
4. ¿Seguro que estás ahí siempre que pueden necesitarte?
Debes estar siempre (o al menos siempre que puedas) presente para que no se olviden de porqué te contrataron. Si crees que lo han olvidado y que ya no cuentan contigo para las cosas que van surgiendo… piensa si puede estar en tu mano cambiar esa situación y volver a ir de la mano de la productividad y la motivación.
5. ¿Has pensado en ponerte nuevos retos?
El aburrimiento laboral es el peor compañero de viaje. Pero si no hay forma de deshacerte de él… ¿por qué no pruebas a ponerte pequeños retos a cumplir? Aumentar tu productividad, establecer metas diarias / cotidianas que cumplir… La cuestión es mantener la mente activa y establecer objetivos a los que llegar.