1. Has perdido la motivación
Sientes que no encuentras motivos para seguir en tu puesto, que la ilusión se ha diluido con los años y que te encuentras desgastado como profesional. Notas como poco a poco te has ido quedando atrás y eso te provoca una sensación de desazón.
2. Te cuesta levantarte para ir a trabajar
Cada vez que suena el despertador es una tortura. Y no por el hecho de madrugar, si no por tener que ir a trabajar a ese puesto.
3. Te sientes deprimido o con “miedo” cuando vas al trabajo
Sentir miedo a la hora de ir a trabajar se ha convertido en otra rutina más. No te sientes cómodo en tu puesto de trabajo, y llegas a sentirte incluso deprimido y alicaído. ¿Por qué aguantar esto? Comienza a mandar tu CV.
4. Han dejado de valorarte como profesional en tu empresa
Ya no cuentan contigo para proyectos importantes, nadie escucha o tiene en cuenta tus propuestas y te sientes apartado. Primero intenta hablar con tus superiores sobre la situación y, si ves que no se soluciona, comienza a buscar una empresa en la que te valoren como te mereces.
5. No te sientes realizado pese a desempeñar el trabajo que te gusta
Se supone que estás en una empresa donde se desarrolla el trabajo que te gusta hacer, aquello a lo que quieres dedicarte. Pero sea por el motivo que sea, no te sientes realizado. Quizá crees que puedes dar más de lo que te dejan, o simplemente, ese no es tu sitio (por la cultura de la empresa, por los compañeros o jefes…)