Después de más de 60 años al mando, Warren Buffett deja su puesto como CEO de Berkshire Hathaway. El relevo, largamente anticipado pero ahora oficial, lo tomará Greg Abel, un ejecutivo canadiense de perfil bajo, pero con un peso enorme dentro del conglomerado.
A sus 62 años, Greg Abel asume el desafío más grande de su carrera: liderar una de las mayores y más complejas compañías del mundo tras la era del inversor más legendario de los tiempos modernos. No solo hereda la estructura de un holding valorado en más de 870.000 millones de dólares en capitalización bursátil, sino también una cultura corporativa construida cuidadosamente por Buffett, basada en la descentralización, la austeridad operativa y una inquebrantable visión de largo plazo.
De MidAmerican a la cima de Berkshire
Abel inició su camino en Berkshire en el año 2000, cuando el holding adquirió MidAmerican Energy Holdings, donde él era presidente. Desde entonces, su ascenso ha sido constante. En 2008 ya era CEO de la subsidiaria energética (hoy rebautizada como Berkshire Hathaway Energy, BHE), y en 2018 fue nombrado vicepresidente de las operaciones no aseguradoras de Berkshire, cargo que lo colocó directamente debajo de Buffett en el organigrama.
Este rol no es simbólico. Desde esa posición, Abel ha supervisado más de 200 empresas del grupo, incluyendo nombres como BNSF Railway (uno de los mayores operadores ferroviarios de EE.UU.), Dairy Queen, Duracell, NetJets, y Lubrizol, entre otras. Juntas, estas unidades generan más de 280.000 millones de dólares en ingresos anuales.
Estilo propio, herencia compartida
Warren Buffett ha reiterado en numerosas ocasiones su plena confianza en Abel. “Si algo me sucediera esta noche, Greg estaría al mando mañana por la mañana”, dijo en la reunión de accionistas de 2021, cuando por primera vez lo designó públicamente como su sucesor. Desde entonces, ha sido evidente que Abel ha estado preparándose silenciosamente para este momento. Abel representa: el clásico hombre de confianza.
Sin embargo, Abel no es un inversor de cartera como Buffett. Su fortaleza reside en la gestión operativa. Es un ejecutivo meticuloso, con reputación de mantener la disciplina financiera, fomentar la autonomía de las subsidiarias y evitar los focos mediáticos. Varios analistas creen que su estilo más agresivo podría marcar un cambio en el ritmo de adquisiciones del grupo, tradicionalmente moderado bajo Buffett.
Uno de los desafíos clave será qué hacer con la inmensa liquidez de Berkshire, que actualmente ronda los 189.000 millones de dólares en caja. Esta cifra, históricamente alta, ha generado especulaciones sobre posibles grandes movimientos en el corto plazo. Aunque Buffett ha negado que la haya acumulado intencionadamente para “dejar bien” a su sucesor, Abel ya ha señalado que está listo para ponerla a trabajar.
Un relevo con muchos ojos encima
La transición llega en un momento en que el papel de Buffett comienza a diluirse, al menos institucionalmente. Aunque seguirá siendo el presidente del consejo y el mayor accionista individual, ha dejado claro que delegará completamente la toma de decisiones ejecutivas y de inversión en Abel. Aún no se ha confirmado si el puesto de presidente no ejecutivo pasará a su hijo, Howard Buffett, como había sido la intención inicial.
Mientras tanto, el mercado comienza a reaccionar con cautela. Las acciones de Berkshire, que han superado al S&P 500 en las últimas cinco décadas, han mostrado resiliencia ante el anuncio, pero los analistas coinciden en que Abel deberá construir su propia credibilidad rápidamente, especialmente frente a los más de 4 millones de accionistas que siguen cada movimiento de la compañía.
Rumbo a Omaha: un nuevo capítulo
La próxima reunión anual de accionistas, prevista para mayo de 2026, marcará un hito. Por primera vez, no será Warren Buffett quien se siente en el estrado principal del «Woodstock para capitalistas», como se conoce a la cita anual en Omaha. Ese asiento ahora será de Greg Abel, quien deberá responder no solo a preguntas financieras, sino también emocionales: ¿podrá alguien realmente sustituir a Buffett?
Ron Olson, miembro de la junta directiva de Berkshire, fue claro al decir: “Tengo muchas ganas de ver a Warren convertirse en el Charlie de Abel”, en referencia al rol de mentor silencioso que Charlie Munger tuvo con Buffett durante décadas.
De perfil bajo, pero con ambición clara, Abel no pretende imitar a Buffett. Su reto es continuar construyendo sobre una base sólida, sin perder el espíritu que hizo de Berkshire Hathaway una leyenda del capitalismo moderno.
