Tesla, la empresa estadounidense de tecnología y automoción fundanda por Elon Musk, confirmó en su informe de resultados del primer trimestre de 2025 que no realizó ninguna compra ni venta de sus participaciones en Bitcoin, manteniendo su posición actual de 11.509 BTC. La comprensión de este dato parece desembocar en que una de las empresas más influyentes del mundo continúa creyendo en el valor a largo plazo de la criptomoneda líder, a pesar de la volatilidad del mercado.
La trayectoria de Tesla con Bitcoin ha sido muy seguida desde que, en febrero de 2021, la compañía sorprendió al anunciar la compra de 1.500 millones de dólares en Bitcoin. Esta jugada fue clave para legitimar las criptomonedas en el ámbito corporativo. No obstante, en los meses siguientes Tesla vendió parte de sus activos —un 10% en 2021 para “probar la liquidez” y un 75% en 2022 en medio de una alta volatilidad—, movimientos que generaron dudas sobre su compromiso con el criptoactivo.
Desde esa venta mayoritaria en 2022, Tesla ha adoptado una estrategia de mantener su posición. El reciente informe de 2025 confirma la continuidad de esa postura, lo que sugiere una visión más estratégica que especulativa. Aunque el valor contable no se actualiza hasta que se produce una venta, estimaciones recientes sitúan el valor de su reserva en más de 1.000 millones de dólares, tras el repunte del Bitcoin a 93.000 dólares por unidad.
Diversas interpretaciones
La decisión de mantener sus tenencias tiene múltiples lecturas. Por un lado, puede reflejar una visión a largo plazo en la que Bitcoin es visto como una reserva de valor o cobertura frente a la inflación. Por otro, responde también a cuestiones contables y fiscales: al no vender, se evitan complejidades regulatorias y tributarias. Además, la influencia de Elon Musk, reconocido defensor de las criptomonedas, podría estar detrás de esta estrategia conservadora.
Finalmente, la postura de Tesla tiene repercusiones más allá de sus propios balances. Como una de las pocas grandes empresas públicas con Bitcoin en su balance, su decisión de conservar los activos es vista como un indicio de confianza institucional. Esta actitud puede influir en otras corporaciones y en la percepción general del mercado, al interpretar la estabilidad de Tesla como un respaldo indirecto a la madurez del ecosistema cripto.