La razón es fácil: nos armoniza. Para ello, utilizamos la melodía como una especie de barrera que evita que nos distraigamos del resto de factores externos –además de complacer nuestro sentido melódico-.
Para que la música nos motive de forma activa debemos de llevar a cabo unas sencillas premisas: que la letra de la misma no nos distraiga más que los agentes exteriores, que tenga una continuidad y los saltos de sonido no nos hagan detenernos y que sea armoniosa al mismo tiempo que agradable.
Es así como las grandes cadenas y multinacionales crean sus propios hilos musicales, que en un corto periodo de tiempo, motiva y mimetiza a los empleados en el ambiente laboral. Pero ojo, procura evitar seleccionar temas que puedan provocar irascibilidades en el equipo: para ello es recomendable hacer de tu lista de reproducción algo instrumental y sin letra alguna. Una recomendación más: procura renovar las canciones frecuentemente, así no perderán efectividad.
Así, cuando reconozcas la música de tu puesto de trabajo, emplearás una energía que motivada por un buen ambiente laboral, creará una atmosfera de unión y, quien sabe, también de diversión.