Lidiar con el rechazo
Un buen vendedor tiene que aprender a convivir con el “no”. El rechazo es muy habitual en el mundo de la venta y saber encajarlo es muy importante. La positividad es un plus en este aspecto.
“Venderse”
El éxito de una venta depende en gran parte de la actitud del vendedor, así que un buen vendedor debe demostrar al consumidor de la forma más natural posible que sabe de lo que habla. Saca tu lado de experto y sorprende al comprador.
Escuchar y preguntar
Es importante conocer al comprador y saber, sobre todo, qué quiere, por qué y con qué presupuesto cuenta. Si el cliente no habla lo suficiente, un buen vendedor sabrá cómo sacarle esa misma información sin necesidad de que se sienta acosado. La información es poder y ayuda al vendedor a escoger las ofertas más adecuadas.
Gestionar los defectos o carencias del producto
Si el consumidor trata de poner pegas al producto o pregunta precisamente si tiene algo de lo que carece, da la vuelta a la tortilla y, sobre todo, trata de evitar un simple “no”. Sea cual sea tu producto, siempre habrá alguien que le encuentre fallos y un buen vendedor tiene que conseguir que el consumidor se fije más en lo bueno.
Trabajar con inmediatez
Al cliente no le gusta esperar y a un buen vendedor tampoco. Quizá no necesita un papel determinado en el mismo momento en el que vas a gestionar la venta, pero cuanto antes lo pida, antes te llegará. Hay que ser rápido y exigir rapidez a los demás.
Generar confianza
Si lo que estás contando no te lo crees ni tú, el comprador se dará cuenta. Si tú no eres seguro, no generarás confianza en el consumidor y esto te costará no vender ni una escoba. Por lo general, nadie dará su dinero si algo no le parece creíble y fiable.