En primer lugar deberás de hacer un ejercicio de empatía, y comprobar qué momento personal o profesional vive tu jefe, y, una vez te hayas puesto en su lugar, si lo sigues creyendo conveniente ármate de valor y entra al despacho.

Si vas a hablar con el ‘mandamás’, deberás de tener una lista elaborada sobre todo lo que quieres referirle, algo que contenga hechos concretos, nunca divagues porque no será nada beneficioso para tu papel.

Además, interacciona con otros compañeros sobre su comportamiento y denota si esto es algo personal hacia ti o algo generalizado. De ser así lo mejor es convocar una reunión y comunicárselo de manera grupal.

En estas reuniones, ya sean personales o múltiples, la actitud correcta es la de querer solventar el problema sin reproche alguno, ya que así solo tú tendrás todas las de perder.

Sea como fuere la reunión, mantente serio, amable y respetuoso. Así no solo desmontarás los malos modales de tu superior –si los tiene- sino que, además, demostrarás tu profesionalidad.

Finalmente, si ves que no se soluciona, ponte en contacto con el departamento de Recursos Humanos o un superior a él para que te puedan solventar problemas que no has podido conciliar con él. Un horario distinto o un cambio de sección podrían ser las mejores opciones a tener en cuenta en última instancia.