
Actualmente pocos puestos laborales te aseguran que vayas a permanecer en ellos hasta tu jubilación. El despido laboral puede llegar a ser una sensación de pérdida que puede desembocar en depresión o abandono de metas. Pasamos por muchas etapas durante este proceso que van desde la sorpresa hasta la aceptación pero, ¿qué actitudes deberíamos de adoptar tras perder la que probablemente sea nuestra fuente de ingresos?
El estrés puede adueñarse de nuestro día a día, por lo que deberemos de vigilar la dieta con más precisión ya que, mal llevada, podría desembocar en una desnutrición a causa de la tristeza. Otra de las reacciones naturales tras salir del puesto de trabajo es la de querer dormir más de lo debido, quizás para evadirse. Evita esta mala acción y descansa de 7 a 8 horas, piensa que si no te reactivas y buscas salidas nadie lo hará por ti.
Por otro lado, buscar un apoyo emocional rodeándose de personas positivas será una opción a valorar. Junto a ellas podrás encontrar nuevas estrategias y tendrás presente que esto es solo una racha temporal. No olvides atender tus contactos laborales incluso en tu etapa de cese.
Además, como no hay mal que por bien no venga, podrás dedicarte más tiempo para ti mismo a partir de entonces: hacer deporte, animarte a esa actividad que nunca pudiste hacer por tiempo o valorar aspectos cotidianos. Tomar tiempo para ti mismo es un ejercicio de reflexión importante que se podría ver beneficiado con el hecho de escribir un diario donde exteriorices tus reflexiones.
Aunque lo más importante tras pasar por este trago es mantener una actitud positiva. Entender que esto le puede suceder a cualquier profesional por diferentes circunstancias adversas y no obsesionarte con un porqué que te martirizará.