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¡Deja de sufrir en el trabajo!

¡Deja de sufrir en el trabajo!

Quejarse del trabajo parece casi un hobby. La verdad es que muchas veces estamos agobiados por una carga excesiva, por una responsabilidad o proyecto que no nos corresponde, por compañeros un poquito insoportables… pero vivir el trabajo con la ilusión del primer día no es tan complicado como parece.

¡Deja de sufrir en el trabajo!

1. Asume lo que hay
El trabajo que tienes tendrá sus cosas buenas y sus cosas malas. Pero cuando llevas un tiempo ejerciendo te das cuenta de que hay ciertas cosas que, aunque no te gusten, son inamovibles. La cultura o forma de hacer de tu empresa es la que es y debes adaptarte si no quieres vivir en una queja constante.

¡Deja de sufrir en el trabajo!

2. Cambia tu perspectiva
Todo depende del cristal con el que se mire: puedes ver tu trabajo como una auténtica carga y una pesadilla o como una oportunidad que puedes aprovechar al máximo, un momento en el que puedes conseguir todo lo que quieres. Comienza a ver las cosas con positividad antes de que la negatividad haga el resto.

¡Deja de sufrir en el trabajo!

3. Busca nuevos retos por ti mismo
¿Qué el trabajo no te ofrece aquello que esperabas? ¿No cuentan contigo para cosas en las que te gustaría participar? Hazlo saber, no dejes que eso te haga sufrir. Ofrécete, debes estar siempre presente y abierto a posibles oportunidades.

¡Deja de sufrir en el trabajo!

4. Aprende a decir no
Hay momentos en nuestra vida laboral en los que lo más sano que podemos hacer es decir un rotundo y sonoro “NO”. A veces es complicado dar la negativa por respuesta a nuestro superior, pero puede que sea lo mejor no sólo para nosotros, también para la empresa porque no podamos dar lo que ésta espera o requiere.

¡Deja de sufrir en el trabajo!

5. Valórate como te mereces
Si el pesimismo te está ganando la batalla levanta el ánimo y mira las cosas con distancia. Entre muchas personas que podrían estar ejerciendo en tu puesto, te han elegido a ti. No esperes la “palmadita en la espalda” de nadie, porque quizás nunca llegue. Pero valórate mucho.

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